El cubano Pérez Chang y los guerrerenses Acosta y Dimayuga leyeron obras propias en el Festival de la Nao.

Más de medio centenar de asistentes escucharon textos de representantes de la literatura guerrerense y cubana, en el auditorio del Museo Histórico de Acapulco Fuerte de San Diego, durante penúltimo día de actividades de la segunda edición del Festival de la Nao. Alrededor de las 5:30 de la tarde, el escritor chilpancinguense Andrés Acosta esperaba a que comenzara la lectura, pues aunque la cita era a las 5, observaba atento el ensayo de la Compañía Nacional de Danza que, como en una terraza, los cuerpos semidesnudos y delgados disfrutaban del sol acapulqueño. Ya con el ensayo de los bailarines de clásico avanzado, llegó el escritor originario de Tierra Colorada, José Dimayuga; tras él la comitiva de cubanos (Cuba es el país invitado del Festival), el escritor Ernesto Pérez Chang se disponía a leer una brevísima parte de su producción literaria. Una vez dentro del auditorio, los asistentes escucharon atentos las lecturas. Acosta, leyó el cuento "El demonio de las artes" del libro Solitarios y podridos. Se trata de un relato en el que un demonio cuestiona el significado del arte, de la capacidad creadora de un sacerdote que luego es catalogado como “demonio escritor”. En seguida José Dimayuga leyó el segundo acto de la obra "Crónicas de amor y olvido en el hotel Belmar" que forma parte del libro editado por Quimera: Triple Función. Antes, el escritor quien forma parte del Sistema Nacional de Creadores, aclaró que tal publicación no había sido presentada en Acapulco, por lo que esa lectura serviría como una presentación en el puerto. Durante su participación, Dimayuga logró atrapar a la audiencia, pues imprimió en cada personaje de la obra, matices, en los que se podía diferenciarles. Tal fue la atención que se había puesto en la historia que, cuando el autor de Afectuosamente su comadre, anunció la conclusión de su lectura, los asistentes emitieron un sonido de expectación. Continuó la lectura el escritor originario de La Habana Ernesto Pérez Chang con un cuento que integra el libro Variaciones para ágrafos que se editó este año en su país. Al concluir las participaciones, la directora de Cultura del Ayuntamiento de Acapulco, Blanca Reina Aguirre, solicitó a los asistentes que se quedaran a escuchar otra “ronda” de participaciones, de lo contrario, debían salir y esperar a que se permitiera el acceso a la Plaza de Armas para la presentación de la Compañía Nacional de Danza; lo que generó comentarios de los escritores como aquel de que nunca se habían topado con público cautivo o “ahora sí, vamos a leer para ustedes” y “me siento Sherezada leyendo cuentos”. (Por Karla Galarce, publicado en El Sur)

GUERRERO, pilar de la literatura queer en el país: Editorial Quimera.

Luis Zapata y José Dimayuga son pilares de la literatura queer en México, señaló el director de la editorial Quimera, Sergio Téllez-Pon, cuyo esfuerzo editorial está cumpliendo un año.
Hablando del movimiento cultural homosexual, Téllez-Pon aseguró que en Quimera se rescatará obra de Luis Zapata poco conocida, así como de autores como José Joaquín Blanco. Lo queer, afirmó en entrevista para este medio, es un movimiento que tomó fuerza en México y Quimera lo está reforzando con la publicación de textos no sólo literarios sino también de divulgación.
“Quimera es la primera editorial que se dedica a la publicación abierta de textos literarios queers, y en ese sentido es totalmente válido, dado que hay otras editoriales que, por ejemplo como Ficticia solamente cuentos, o hay solamente de poesías, y hay unas que solamente publican un cierto tema”, dijo al referirse al trabajo de editoriales independientes.
–¿Qué diferencias hay, sí las hay, entre la estilística queer y la de escritores heterosexuales?
–Me parece que no es sólo la parte sexogenérica, sino también hay una sensibilidad, hay prosa muy queer, muy rara. Por ejemplo la de Truman Capote que escribió cosas ligeras, hasta cosas tan densas con poder como A sangre fría, o algo muy gay como Desayuno en Tiffany's.
“Hay una estilística bastante rara y juguetona, como transgresora que es de una sensibilidad gay muy acentuada. Por ejemplo cuando hablamos de la prosa de Monsiváis, vemos una de relajo; esta acumulación de cosas barrocas sí distingue un poco la prosa estilística de los autores gays, y en ese caso, Luis Zapata también representa esta parte de lo raro, de lo queer”.
–Mencionaste a Luis Zapata, guerrerense, también está José Dimayuga; ¿percibes un movimiento en Guerrero en la literatura con tema gay o de diversidad sexual?
–Evidentemente sí. Para nosotros es un gran honor trabajar con ellos. A Luis Zapata le hemos publicado tres libros en un año, y una traducción, y vamos a empezar a rescatar la obra de Luis que desafortunadamente no ha estado circulando en los últimos años. Mucha gente no conoce sus otras novelas además de El vampiro de la colonia Roma.
“No se conoce este melodrama De pétalos perennes, o Este amor que hasta ayer nos quemaba, y los vamos a empezar a rescatar. Evidentemente que los dos son representantes de la literatura guerrerense”.
Téllez-Pon mencionó la labor de Dimayuga al frente de la dirección de Cultura en Acapulco, así como la organización del Festival de cine lésbico-gay, allí “me pude dar cuenta de que la respuesta del público es impresionante, al menos en Acapulco, el público responde muy bien y la editorial tuvo una buena respuesta en su presentación, y el festival de cine fue todo un éxito, con lleno total todos los días en la sala”.
Expresó que la respuesta del público acapulqueño “fue sorprendente” porque se notó que la gente está interesada en conocer y saber más acerca de esos temas.
–¿En cuanto a la cuestión institucional cuál es la respuesta ante este movimiento?
–Hay una apertura total. Hace poco vinieron de Canal 22 para hacer un programa de diversidad sexual y los temas que vamos a manejar en la editorial. La dirección de Literatura del INBA nos pidió las portadas y los textos de libros para ponerlos en sus páginas, ha habido buena respuesta
–La editorial Quimera está cumpliendo un año ¿cuáles han sido sus dificultades?
–La primer dificultad fue sin duda la distribución, y en ese sentido los puntos de venta. Hay que recordar que no se aprobaba aún la ley del libro y la competencia era mucho mayor y los puntos de venta ponían un poco de objeción si no se les proporcionaba los descuentos que ellos solicitaban de antemano.
“Por otra parte, que nuestros libros son, digamos, atrevidos en el diseño, y contienen portadas un poco o mucho eróticas, y eso también impactaba mucho, ¿cómo iban a poner un hombre casi desnudo, o una boca que sacaba la lengua (como en el libro Lenguas en erección), donde la fotografía ilustraba el título. Esas portadas causaron mucho revuelo. Esas fueron las primeras dos dificultades que tuvimos que sortear”. (Por Marisol Weces Mina. Tomado de La Jornada Guerrero)

PROGRAMA DE OLA NUEVA

TALLERES

Dirección de escena

Imparte: Fernando Martínez Monroy

18, 19, 20 y 21 de octubre10:00 a.m. a 2:00 p.m.
Sala Hornitos de la Dirección de Cultura de Acapulco


Actuación
Imparte: Mariana Hartasánchez
20, 21 y 22 de octubre4:00 p.m. a 8:00 p.m.
Sala Hornitos de la Dirección de Cultura de Acapulco

Dramaturgia
Imparte: Carlos Nóhpal
23, 24 y 25 de octubre 10:00 a.m. a 2:00 p.m.
Sala Hornitos de la Dirección de Cultura de Acapulco

La asistencia a los talleres es gratuita y de cupo limitado.

Para confirmar tu asistencia envía un e-mail a olanueva3.0@gmail.com


LECTURAS DRAMATIZADAS
Centro Cultural Acapulco
(Av. Costera Miguel Alemán,a un costado de Oceanic 2000)
Entrada libre.23 de octubre



4:00 p. m.
Charla CRISIS NACIONAL/CRISIS TEATRAL o el discurso decapitado
Con Luis Mario Moncada(*)5:40 p.m.
Inauguración
6:00 p.m.
Obra: Jugar a morirAutor: Zaría Abreu
Dirección: Zaría Abreu
D.F.

8:00 p.m.
Obra: Basta morir
Autor: Iris García
Dirección: Norma de Anda
Guerrerero
24 de octubre


4:00 p.m.
Charla
El teatro es mejor que la vidacon
Fernando de Ita
6:00 p. m.


Obra: El hombre sin adjetivos
Autor: Mario Cantú
Dirección: Mariana Hartasánchez
Nuevo León


8:00 p.m.
Obra: Riñón de cerdo para el desconsuelo
Autor: Alejandro Ricaño
Dirección: Mariana Hartasánchez
Veracruz
25 de octubre


12:00 p.m.
Mesa redonda El teatro en Guerrero, ¿hacia dónde?(**)
Participan Jaime Figueroa (Cía. Tlacuilo de la UAG), Norma de Anda (Cía. Ananda), Salvador Francisco Alarcón (Cía. La Gruta de la UAG) e Ilian Blanco (Teatro de Escape).

4:00 p.m.
Obra: Hamnet
Autor: Javier Márquez
Dirección: Ilian Blanco
D. F.

6:00 p. m.
Obra: Silencio
Autor: Carlos Nóhpal
Dirección: Zaría Abreu
D. F.

8:00 p. m.
Obra: Hanzel y Milbur
Autor: José Dimayuga(*)
Dirección: Malena Steiner
Guerrero

9:40 p. m.
Clausura
(*) Miembro del Sistema Nacional de Creadores de Arte
(**) Este evento se realizará en la Sala Hornitos de la Dirección de Cultura de Acapulco

EL NEGATIVO DE LOS ENSUEÑOS

Con una vida rápida y fácil, Bonita Malacón fue reina de belleza, actriz de cine y televisión, esposa de Bulmaro Goring, jefe del cartel del desierto. La estrella tuvo acceso a un mundo cerrado para los habitantes de su tierra, Palma Gorda. Desde esta perspectiva, la primera novela de José Dimayuga hace funcionar a ese “ícono” como un espejo donde su pueblo se proyecta. Su figura se establece como el punto de fuga al que converge la mirada de quienes no tienen salida del “paraíso” terrenal de Palma Gorda. Todos la miran con profunda devoción, envidia, amor parental, admiración… tal es el nudo emocional que da consistencia a la frágil vida loca de esa actriz que cae en a extremos de adicción y soledad.
Un estudiante de comunicación articula el punto de observación cuando llega a Palma Gorda para realizar un reportaje sobre la actriz, protagonista de Los Monstruos del Convento (película que frenaría su muy incipiente carrera). Para filmar el reportaje entrevista a Pedro Isabel, Maya y Esther Adraca, los fieles sirvientes Odilón Romero y Zozima Tapia, quien fuera la nana de la actriz; Dora Cienfuegos, la amiga envidiosa. En las entrelíneas de las declaraciones de estos personajes asoman frustraciones, sueños y tensiones de la vida de su cotidiano infierno. Destaca la imposibilidad de los palmagordeños para asumir y contar su propia historia cuyos detalles son delatados ante la cámara por sus rivales. El pueblo chico resulta ser un paraíso en el que en un momento dado, pueden refugiarse Bonita y sus amigos, lugar ideal de fin de semana; pero un gran infierno para los nativos confrontados a la banalidad cotidiana.

A Bonita se le examina desde todos los puntos de vista en la novela de Dimayuga. En cada uno de ellos, se reproduce el mismo fenómeno del flash que rebota en una superficie reflejante e impide apreciar el retrato. A pesar de su transparencia, a fin de cuentas, los palmagordeños transforman a Bonita en un enigma que se niegan a descifrar. ¿Por qué no mantuvo las relaciones con sus amigos de los medios?; ¿por qué no continuó con su carrera artística?, ¿por qué tales excesos? ¿Por qué termina fuera de control casi en la locura, en los últimos grados de la adicción, cazada por el operativo federal en medio del desierto? De hecho, su vida perdió el norte.

En contraste con la cotidianeidad sin acontecimientos de los palmagordeños, la de Bonita fue una carrera desaforada hacia ningún lado. Una personalidad que se quiebra ante la incapacidad de soportar los enormes montos de goce que de pronto descubre, en los que paulatinamente se hunde. Golpeada, perdida en medio de la carretera, humillada, perseguida, ajena a la realidad, incapaz de articular una palabra, su vida toma una trayectoria de la que ya no hay vuelta posible, a donde nadie la puede seguir. De ella sólo quedan las ruinas del Castillo, la casa que cuidarán y defenderán sus sirvientes y un rompecabezas que armará sin dificultad un estudiante para acreditar una materia.

Pedro Isabel no podrá formar parte del mundo de las estrellas de cine, entrar al hall de la fama con que sueña. La naturaleza de sus intentos desesperados, sus proyectos absurdos retratan tanto su tenacidad como su vocación por el fracaso: desde su niñez cuando se aferró a un actor de cine (visitaba Palma Gorda como miembro de una caravana) para que éste lo adoptara como hijo; o se lo llevara como sirviente; o como empresario local que concibe el proyecto de hacer un museo a Bonita Malacón, la para él es legendaria reina de la belleza, y fue actriz secundaria de cine y TV, currículo que constituye lo más grande y sonado que haya dado Palma Gorda a la historia (¡qué terrible que el entusiasmo pueda llegar a marcar las fronteras de inanidad de manera tan contundente!). Sus afanes por construir un mito, parecen ser el único pasaporte para acceder a un mundo anhelado del que siempre estará separado. Ello es índice de la capitulación final que se aproxima para él. Lo único tangible es su bar, la Chabelis; el único tesoro son los recuerdos de un hombre que ya ha entrado en la recta final y lucha por salir del paraíso periférico en el que le tocó y eligió vivir. A fin de cuentas Bonita es un manto que oculta la inanidad de quien la ensalza: tanto más gris en la medida del entusiasmo.

¿Qué es y dónde está Palma Gorda? Un lugar pequeño, al margen de la metrópoli y de la Playa, lejos de la capital estatal, del barullo social y de los centros donde se toman decisiones políticas o culturales, donde no hay cambios. Es en el margen donde se producen sueños y fantasías; el único sitio donde todavía hay certidumbre de que la vida pasa en otra parte, o es mejor en algún sitio remoto.

En la ficticia cinta "Los monstruos del convento" se percibe la influencia de El Beso de la mujer araña de Manuel Puig y los acentos del cine de Almodóvar. ¿Y qué fue de Bonita Malacón? demuestra de esta forma la articulación de una cultura internacional gay, desde el margen (margen de la gaydad, periferia de Palma Gorda), se constituye otra forma de circulación de la cultura canónica, metropolitana, global.

El flujo de la oralidad, el flujo del ensueño, que no de conciencia, se presenta como posibilidad para expresar los afanes e ideales, la posibilidad de hablar ante los medios, ante un micrófono. ¿Y qué fue de Bonita Malacón? toma cuerpo como una serie de entrevistas. La estrategia del reportaje ficticio para construir a un remedo de mito, permite hacer un puñado de calas en personajes que pintan sus ambiciones y frustraciones. En Palma Gorda no hay una instancia imaginaria nativa que se pueda constituir para relatar la vida de una fugaz estrella de segundo plano y la corte de miserables del pueblo que la rodearon y que son los únicos fans sinceros de la actriz. Tiene que venir alguien desde fuera, un estudiante, porque el supuesto mito no alcanza para movilizar a los medios. Resulta dramático cuando elaboran el recuento de sus haberes:


Yo, material sobre Bonita, tengo hasta pa’ botar p’arriba: vestidos, bueno, dos vestidos, el cetro de cuando ganó en el kínder, cartas de amor y resquemor, artículos de periódico, fotos… (p. 83)


Y develan su estrategia para lograr el mentado museo:


Quiero hacer un museo… yo me aviento a pedirle al presidente municipal que abogue por mí ante el gobernador; es decir, que le pida lana para convertir en museo lo que fue la casa de Bonita Malacón… con foquitos de colores en la entrada que diga: Gran Museo Bonita Malacón. Porque va a ser un gran Museo; no chingaderas. Y la calle que sube al Castillo que se llame Gran Vía Bonita Malacón… (p. 81)


Mientras tanto, Maya y Esther Andraca cuentan la historia de Pedro Isabel puesto que los personajes no pueden asumir el relato de su historia.

Palma Gorda es un lugar donde la diversidad sexual es vivida de una manera abierta. Cada familia tiene a un ser querido gay o que ha tenido tórridas aventuras homosexuales. Una sociedad particularmente cerrada y al mismo tiempo permisiva, profundamente mocha y clasista. Unos se aferran a Bonita desde su niñez, otros a su imagen que se desbarata. Vida paralela en negativo, Bonita los arrastra a todos hacia el punto de goce extremo, insostenible e intolerable.

Sin duda se ha producido un cambio en la narrativa gay que ha dejado de centrarse en el develamiento de una sexualidad. Ahora una relación lésbica puede ser perfectamente un episodio de la vida de una artista; mientras se establecen dos vidas gay la de Pedro Isabel y el hijo de los sirvientes. El primero abre una cantina; el segundo sale a vivir a Los Ángeles. Con las carencias de uno y la estabilidad emocional del segundo se presentan dos desenlaces de personajes gay que provienen de clase popular. Ni los padres ven en ello el fin del universo, ni la sociedad se lanza a quemar vivo al gay con el pretexto de que pone en peligro a la sociedad y al universo. Aunque el terreno ganado se puede perder si se baja la guardia, ya estamos frente a una sociedad menos siniestra. (Por Antonio Marquet. Tomado de Muyatractivo.com)

PAÍS DE SENSIBLES, de José Dimayuga


PERSONAJES


IMELDA, de cincuenta años de edad.
HAYDÉE, hija de Imelda de treinta años de edad.
BETO, hermano de Haydée, de treinta y dos años


(Fragmento)


HAYDÉE
¿Todavía piensas que yo maté a Jaime? (IMELDA no contesta; se ve incómoda) ¿Todavía lo crees?
IMELDA (apartándose de HAYDÉE)
Se está haciendo tarde y Beto no aparece… ¿Le habrá ocurrido algo?
HAYDÉE
Tú no estás preocupada por Beto, sino por lo que te acabo de preguntar. (De cara a IMELDA) Ahora sí tengo ganas de hablar. Escúchame, por favor. (IMELDA rehuye) Mamá…
IMELDA
¿Di?
HAYDÉE
Te hice una pregunta.
IMELDA
Yo también te hice una pregunta y no me contestaste.
HAYDÉE
La hiciste para no responder la mía. Insisto: ¿aún crees que yo maté a Jaime?
IMELDA
No voy a contestar.
HAYDÉE
Tú también estás de acuerdo en que/
IMELDA
¡Yo no estoy de acuerdo con nadie, carajo! ¿No entiendes que no quiero hablar de ello, que si doy vueltas y vueltas al asunto es porque no me interesa? El fin de semana pasado prometimos no volver a tocar el tema; sí recuerdas, ¿no? (PAUSA) Voy a… ¿Te sirvo una copa?
HAYDÉE
Yo… yo lo quería. Después de Jaime no volveré a querer a nadie más. (Ríe con timidez) Sí, parezco una idiota diciendo esto, pero… ¿Sabes? Él para mí era como un trago de tequila: me daba tanta seguridad… calor. Me sentía viva. Él creía en todo lo que yo hacía o decía, él me tomaba en serio… ¿Me entiendes?... Claro, me puedes decir que como ya se murió, me pongo a destacar sus virtudes. Vivo aún, se lo dije… que él era para mí lo único… único importante… en mi vida… Tú lo sabes.
IMELDA
Un tipo que nunca me cayó bien.
HAYDÉE
Al principio lo adorabas.
IMELDA
Al principio, tú lo has dicho. Pero cuando supe que era comunista, me dio asco.
HAYDÉE
Acabas de dar una razón totalmente ridícula. Además, esa palabra ya ni se usa. Jaime sólo era un periodista.
IMELDA
Periodista, comunista y drogadicto. Sus ojos aconejados revelaban una vida maltratada por el mundo de las drogas.
HAYDÉE
¿Qué dices?
IMELDA
Su adicción no me hacía gracia.
HAYDÉE
Tu adicción es la que te hace ver las cosas de cabeza.
IMELDA
¿De qué adicción me hablas?
HAYDÉE
Tu alcoholismo.
IMELDA
¿Alcohólica, yo?
HAYDÉE
Bueno, pero no pongas esa cara que tu caso no es grave.
IMELDA
¿Yo, alcohólica?
HAYDÉE
No te lo digo para que te enojes; yo también lo soy. Salud.
IMELDA
¿Sabes que me recuerdas al licenciado Barrón? (Imitándolo) “Mi estimada Imelda, espero que ésta sea la última vez que se presenta en estado de ebriedad; de continuar así, tendré que levantarle un acta en la Dirección General.” Viejo tarado; afirma que soy una alcohólica cuando él, su amante y el Pagador se van cada viernes a los peores puteros de la ciudad. Yo los he visto caerse de borrachos. Y ahora tú, cínicamente, me reprochas…
HAYDÉE
Yo no te estoy reprochando nada.
IMELDA
… que soy una borracha. Tú, Haydée, eres quien menos derecho tiene de llamarme de tal manera. Deberías agradecerme las atenciones que te estoy brindando. En verdad me interesa que te integres nuevamente a la vida normal, y ve ahora con qué me pagas: criticarme como si fuera una tipa extraña. Toma en cuenta que… (Voz entrecortada) soy tu madre… Trátame como debo ser tratada… No cabe duda; eres cruel.
HAYDÉE
¿No exageras, mamá?
IMELDA (igual)
Eres muy, pero muy cruel.
HAYDÉE
Pero si todo lo que dijiste lo/ (Tratando de acariciarla.)
IMELDA
¡No me pongas tus manos encima! Qué modo tan raro el tuyo de mostrar afecto después de agredirme. ¡Como para perder la razón! (PAUSA) ¿Te has dado cuenta de que cada vez que hablamos sobre… Jaime, nuestra relación se vuelve de lo más violenta? Ese nombre sí debería ser impronunciable en este hogar. Apenas lo menciona una, y el chamuco se instala entre tú y yo. Ay, no, pero si hasta escalofríos me dan.
HAYDÉE
Tienes razón. En parte.
IMELDA
Te prohibo, por otro lado, que me hables en el mismo tonito con que tratabas a tus compañeras de celda. Ya basta de crímenes, víctimas y culpables. Recuerda que el reclusorio quedó atrás, carajo. Ahora te encuentras en calle Los Prados, cuarenta, interior seis…
HAYDÉE
Sólo tengo un mes fuera, comprende. Me siento extraña…
IMELDA
… Y como volviste desmemoriada, vuelvo a repetir: soy tu madre, aunque te duela, chilles o patees; Imelda Castañeda, viuda de Menchaca, es quien te parió; grabátelo bien. Uta, esta casa se parece cada vez más a la página de la nota roja. Qué horror.
HAYDÉE
Perdóname.
IMELDA
Tampoco te pongas en ese plan. Simplemente tuve la necesidad de aclarar algunas cosas para que podamos convivir y vivir lo más cercano a la vida prudente. Ahora bien, renovemos el trato: prometamos no hablar ni de asesinatos, ni de cárceles, ni nada que tenga que ver con asuntos que tú debes conocer mejor que yo.
HAYDÉE (sin convicción)
Lo prometo.
IMELDA
Sirvámonos una copa y brindemos por la restauración de nuestras vidas. (HAYDÉE prepara las copas) Yo sé que no debería decir lo que vas a escuchar, pero pienso que es el momento, hija: si cambiaras el tipo de pensamientos que hasta ahora has mantenido, serías una chica simpática, atractiva.

HAYDÉE deja de servir las copas.

HAYDÉE
¿Y cuándo dije que quería ser una chica simpática? Eso es lo que menos me interesa.
IMELDA
¿Ya ves cómo si tengo razón? Tu mente sólo produce ideas negativas, que lo único que hacen es mantenerte en ese atolladero.
HAYDÉE
No quiero ser simpática. ¡Ni quiero cambiar mis pensamientos por los tuyos! ¿Por qué había de ser como tú, eh? ¿Por qué, fregados?
IMELDA
Si tu intención es que te levante la voz para que nos peleemos como un par de reos, lo siento, no lo conseguirás. Acaba de servir las copas si me haces el favor.

Tocan a la puerta.

IMELDA
Anda, sírvemela, pues. Haydée, no me digas que nos vamos a enemistar. (Se acomoda, apresurada, la blusa y pantalón) Debe ser él. (Vuelven a tocar) ¡Sí, es él! Dios mío, y la casa está hecha un basurero. Ayúdame a poner las cosas en su lugar, Haydée.
HAYDÉE
Por fin, ¿preparo la copa o quieres que haga el aseo de tu casa?
IMELDA
¡Voooooooy! (A HAYDÉE ) Anda, pero muévete; ve por el trapeador.
HAYDÉE
Me voy a la recámara. Leeré hasta que me duerma.
IMELDA
No seas payasa. Tú debes estar presente también.
HAYDÉE
Ya te dije que no quiero verlo.

HAYDÉE sale. IMELDA recoge ràpidamente lo que encuentra a su paso mientras se dirige hacia la puerta; la abre. Recargado en el marco, aparece BETO: es dos años mayor que HAYDÉE, guapo, corpulento. Viste pantalón negro y chamarra de cuero. Trae en la mano un ramo de rosas y con la otra sostiene un vaso de plástico con licor. A IMELDA, de primer momento, le sorprende el aspecto desaliñado de BETO, pero inmediatamente cambia su asombro por entusiasmo.

IMELDA
¡Bebé-to!

BETO bebe su último trago.

BETO (entregándole las flores)
Felicidades.
IMELDA
Pero si es hasta mañana, Beto. De todos modos, gracias.
BETO (mostrando su vaso vacío)
¿Podría ser tan amable de regalarme una tacita de azúcar?
IMELDA (después de una carcajada) ¡Por supuesto, vecino! Haga el favor de pasar. Ahora mismo yo también bebía un cafecito. Pero pase… pase.

BETO entra. Se deja caer en el sofá. Olfatea en varias direcciones.

BETO
Estás chupando ron, ¿no?
IMELDA
Ajá. Pero también tengo tequila… ¿Dónde está?... Aquí lo tenía hace ratito… ¿O me lo tomé?
BETO
Da igual. Dame un ron; lo que tengas me chupo. Con este calorcito…
IMELDA
Salud, Bebé. Digo, Beto.
BETO
Por ti. Y, ps, porque ésta no sea la última vez que me invitas a tu cantón. Neta, ¿eh?
Beben. IMELDA sonríe; se sienta con timidez en el brazo del sofá en el que está sentado BETO. Él la mira picaronamente; luego hace gesto para que IMELDA tome asiento junto a él. Ella sonríe y obedece la señal.

BETO
Se está mejor así, ¿no?

Ella contesta con una risita nerviosa. Sus ojos están llenos de lágrimas. Se ve conmovida.

IMELDA
Me alegra verte por acá otra vez. No sabes… cuánto. De momento pensé que me dejarías plantada y… pues, tenía ganas de hablar contigo para… pedirte una excusa por todas las majaderías que te grité y por haberte echado de… tu casa, porque esta también es tu casa. A veces una, por cualquier insignificancia, procede de manera inesperada y violenta, cuando… La verdad, la verdad, no sé qué me pasó, Beto.
BETO
Que hayan desaparecido tus joyas no es ninguna insignificancia. Jamás las encontraste, ¿verdad?
IMELDA
Ni mis discos de Elvis. Valían una fortuna… afectiva, claro. El que tengo me lo regaló Chava.
BETO
Qué mal cuete, me cae. Tu colección estaba resuave. ¿Y sigues pensando que yo me agandallé/
IMELDA
Beto, no quiero saber quién me robó. Ya lo pasado, pasado, como dice la canción. (Beben) Pero permíteme decirte que si fuiste tú, te lo agradezco. Fíjate que ahora que soy humilde, me he forjado un carácter más sensible, menos egoísta. Bueno, pero no me dejes hablar tanto: cuéntame de ti: qué has hecho, dónde has estado. Vienes de una pachanga, ¿no es así?
BETO
Estuve pisteando con unos cuates del trabajo. Conseguí chamba en un bufet jurídico.
IMELDA
Oye, pues suena bien eso. Platícame más, anda.
BETO
O sea que es… ¿cómo te diré?... mis cuates son judas y, ps, me echan un fon cuando hay bronca. No es un trabajo fijo, pero ellos me van a ubicar.
IMELDA
No entiendo.
BETO
Mira, supongamos que tú te metieras en un pedo, ¿no?, nos echas un fonazo y nosotros te hacemos el paro. Legal, ¿eh? Todo es legal. Nosotros te damos asesoramiento jurídico y la madre, y si la bronca es mayor, porque de que los hay, los hay, disponemos de métodos más complejos para que tus problemas no te la vuelvan a hacer de tos.
IMELDA
¿De veras?... Qué lástima. Hace seis años hubieran tomado otro rumbo las cosas si me hubieras ofrecido esta ayuda. Nunca supimos demostrar que Haydée era inocente en ese horrible asesinato.
BETO
Yo por ella no movería un solo dedo. Me mandó varias veces la tira porque salió con el cuento de que yo le había dado cuello a su camote. Se manchó, ¿eh?
IMELDA
En la agenda del difunto encontraron tu nombre escrito; la fecha y la hora coincidían con el día en que lo hallaron muerto.
BETO
Es verdad, íbamos avernos porque le quería pedir chamba, pero ya no nos vimos. ¡Al güey lo tronaron ese mismo día!
IMELDA
Baja la voz que/
BETO
Fui al lugar de la cita, como le dije al lic que me interrogó, y como nunca llegó, me lancé a buscarlo. Ni siquiera entré al departamento; a ti te consta, ¿no?
IMELDA
Que no grites; Haydée está con noso/

Entra HAYDÉE repentinamente.

HAYDÉE
Es de muy mala educación hablar de terceras personas cuando estas no se encuentran presentes.
BETO (sorprendido)
Órale…
IMELDA
También es de muy mala educación, escuchar detrás de las puertas.
BETO (A HAYDÉE)
Quihúbo.
HAYDÉE (A IMELDA)
Es que tú no hablas, querida; gritas. Por discreta nunca te has distinguido.
IMELDA
Pero cuánta agresividad la tuya, caray.
HAYDÉE
Se me acabaron los cigarros. ¿Puedo llevarme esta cajetilla?
IMELDA
¡Uy, no chiquita! ¿Luego con qué me quedo? Me dejas desarmada.
BETO
Toma. (Estira la mano con la cajetilla. HAYDÉE lo mira indiferente) Te la regalo, anda. No muerdo.

HAYDÉE avanza hacia él y coge la cajetilla. BETO permanece con la mano extendida.

BETO
¿Y qué, no me vas a saludar?
HAYDÉE
Dije hola.
IMELDA
Quieres decir que estamos sordos. No dijiste hola ni nada que se le parezca. Así que, por favor, sé decente por única vez en tu vida: saluda. (Pausa corta) ¿Vas a dejarlo así, con la mano en el aire? Qué bárbara.

HAYDÉE da la mano. BETO la estrecha fuertemente y la jala hacia sí a pesar de la resistencia de HAYDÉE. Ella cae en el sofá, junto a BETO.

BETO
Bienvenida a casa. ¿Te damos un trago?
HAYDÉE
Quiero estar sola.
IMELDA
Por favor, hija…
BETO
¿Te molesta verme?

HAYDÉE lo mira lo mira con coraje.

BETO
Me voy, pues; no hay pedo. Pensé que iba a haber una fiesta aquí.
BETO se pone de pie con el propósito de marcharse.

IMELDA
Beto.
HAYDÉE
Quien se va de aquí soy yo.

HAYDÉE sale por la puerta de la recámara.

IMELDA
Beto, no te vayas…
BETO
¿Viste cómo me miró?
IMELDA (refiriéndose al estado alcoholizado de BETO)
Te ves muy mal, Bebé.
BETO
Sí te diste cuenta, ¿no? No manches, carga una vibra pesada, ¿eh? Esta me quiere… Sí, ella trae un rollo loco contra mí. ‘Che lacra; más vale que le pare los tacos y orita mismo, pues. (Se dirige hacia la puerta conde HAYDÉE salió. Toca con violencia) ¡Óyeme, tú! Te advierto que si tu propósito es armármela de pedo, vas a topar con pared!... ¿Me oíste bien? ¡No vuelvas a embarrarme tus broncas porque ahora quien va a bailar eres tú! ¡Me vale mierda si te retachan al bote!... ¿Oiste bien?...

BETO regresa a la sala mascullando cosas. Recoge su chamarra y se la pone.

BETO (A IMELDA)
Áhi la vemos.
IMELDA
Hazme caso, hijo. Así como vas, podría arrollarte un carro.
BETO
Traje mi nave, no te preocupes.






¿Y qué fue de Bonita Malacón?

Tan eficaz resulta el manejo de la técnica de la conversación en esta novela que como lectores no podemos menos de sorprendernos, como cuando terminamos de ver un monólogo de calidad y nos percatamos que vimos muchos personajes siendo sólo un actor el que los supo crear o invocar, porque sin la intervención de un narrador definido y, lo más curioso, sin una sola acotación que nos permita ver gestos, mañas, horrores o bellezas de los personajes que cuentan, como lectores hemos visto en prisma todo.
Leyendo las conversaciones de estos lugareños ansiosísimos por contar y recontar, terminamos riéndonos de todo aquello que nos está prohibido reírnos cuando nos hallamos frente a interlocutores de la vida real.
Sin embargo, los elementos risa y conversación, sin perderse nunca, se pierden en ciertos momentos para adentrarnos en una narración que venturosamente, por su plasticidad o elasticidad, deja de serlo para convertirse en aquello que como lectores simple y llanamente terminamos bramando por saber.
Como lingüista que mi título asegura que soy, luego de haber leído esta novela, no puedo más que recordar las palabras susurradas por la Mtra. Mercedes Tapia, de la ENAH, al Dr. Francisco Barriga, del INAH, cuando una vez, en mi comunidad, tras varios esfuerzos que parecían naufragar, hicimos que los que no querían al principio ser videograbados en entrevista terminaran hablando por los codos: Mercedes le susurró a Francisco: «Es que la gente de verdad necesita hablar». Así sentimos a los personajes entrevistados en este libro que, en efecto, se lee de un vertiginoso tirón: algunos de ellos terminan preguntándose a sí mismos por qué finalmente dijeron aquello que juraron jamás revelar; otros regañan al personaje entrevistador por su desconocimiento de la cultura popular de la época que pretende investigar.
Todos se quieren alzar el cuello, a veces con cosas encomiables y otras no tanto, en lo relacionado con la belleza internacional, triunfo local y nacional, que significó la vida de Bonita Malacón. Incluso uno de los personajes se vanagloria de que, gracias a ella, Bonita se llama Bonita y no Carmen. Esplendores y decadencias, misterios y detalles cotidianos son contados aquí con un mismo furor.
Igual que Kurtz, el personaje de El corazón de las tinieblas que nunca aparece directamente pero que siempre está en la atención y las expectativas del lector, en ¿Y qué fue de Bonita Malacón? las ausencias brillan como presencias: la propia Bonita, su terrible padre, su impredecible madre, las actrices y los actores, sin olvidar a los palmagordeños con quienes disfrutaba el argentino Fabio Tessa, se van configurando hasta ser realidad: los personajes referidos por Pedro Isabel, por las hermanas Andraca, por Dora Cienfuegos, por el amabilísimo Odilón Romero que termina azuzándole los perros al entrevistador, son pálpitos intensos y constantes de los entrevistados: son sus pasiones, sus envidias, desvelos, odios, sus anhelos, maravillas y horrores más íntimos. De forma que, en la única oportunidad en que uno de estos personajes chismeados por los narradores entrevistados, ni más ni menos que el personaje del que más estamos advertidos como lectores que no permitirá entrevista alguna, se hace presente y concede (o casi se podría decir: suplica) una entrevista, Zósima Tapia, la aparentemente insulsa esposa de Odilón Romero, sentimos un efecto desde luego novelístico pero también agresivamente teatral: la ruptura de la llamada cuarta pared: cuando un actor que se ha mantenido en la convención teatral se vuelve de repente e interpela a uno de los espectadores o a todos ellos: Zósima cuenta terribles verdades o mentiras que terminarán de dibujar al mítico personaje que es Bonita Malacón.
Me atrevo a decir que podría recomendar este libro a esas personas o futuros escritores que no se atreven a ponerse a contar en grafías los mundos que llevan por dentro: aparte de una excelente novela, muy divertida y repleta de lo mejor y lo peor de la condición humana, ¿Y qué fue de Bonita Malacón? resulta una especie de libro de iniciación literaria, algo con lo que los lectores entenderán que todo puede ser contado si se sabe contar bien, que cualquier palabra del idioma y cualquier enfoque sirven a ese fin supremo que es la literatura.
Con toda claridad y fluidez, Dimayuga nos narra una historia deliciosamente ambigua; desdibuja todo lo dibujado página tras página, para volver a matizarlo sin respiro pero con las pertinentes transiciones después. En ¿Y qué fue de Bonita Malacón? se nos ha dicho al oído todo y nada de la historia antigua pero siempre vigente de todos y de nadie. (Por Eduardo Montagner. Fragmento leído en la Casa de lectura, Profética, en Puebla.)

RECONSTRUIR EL CUERPO CON PALABRAS






Reconstruir el cuerpo con palabras. La vida doméstica; en subida primero, después en trágica secuencia que presagia el desplome. Sí, Dimayuga enuncia: "¡Claro que me acuerdo!" Está listo el camino, el desenvainamiento del habla. Aquí está la facultad literaria de José. Hablamos de Bonita Malacón desde la aparición del título. El documental sin tecnicolor se proyecta.
Dimayuga, con esta frase (claro que me acuerdo), nos remite al pasado de Palma Gorda, al escenario de los diálogos y monólogos cuya esencia es la postración ante la diosa o la musa enferma, como se verá páginas adelante a Bonita. Este universo creado en 160 páginas canta el crepúsculo de una sol opaco, de una flama con visos de carbón.
Bonita recuerda un poco a Hermosos y malditos de Scott Fitzgerald, nos hace pensar en el Gran Gatsby, en la forma de obtener un infierno mediante la soltura del amor, pero en la novela de José, todos concuerdan al mencionar que Bonita no estaba hecha con el barro de Palma Gorda, sino con esencia místicas, de más allá del puerto; si me apuran, también se piensa en la protagonista de Nueva historia de Mouchette, de Georges Bernanos, incluso en Lolita, de quien se habla sabiendo que ya es irreparable su fantasmal presencia (recordemos que los fantasmas son aquellos que cambian de costumbres y se alejan de uno), pero fuera de las confesiones de solitarios lectores y asiduos idólatras de mujeres, Pedro Isabel (personaje pivote de este libro) piensa en Bonita como en aquella revelación de Marga López en La edad de la inocencia (frente a mi cama veo las escalinatas en las que viene bajando ), un fade in a longevas referencias o un corte abrupto donde nos duele la palabra, ya carne, y sólo pensamos, es decir, vemos el abismo y de silencio estamos contagiados.
Es cierto, Bonita abreva de referencias cinematográficas, de ilustres iconos como Mario Almada; también, del mundano calor en la costa, de la lectura de cartas, de la creación de narcocorridos, pero sobre todo, de la vida, el sexo y la muerte; de la floración del mar con el sed en el desierto. Dimayuga hace de los escenarios desnudos inmuebles que decora con monólogos y aflora la nostalgia de pensar en el nombre de una mujer, de ahí la necesidad de cubrir un hueco con palabras.
Esta vaina que hoy tratamos, la radiografía de un país, nos cuenta que la irredimible vida de telenovela que llevamos, en muchas ocasiones tiene la proclividad al caos. Si la Miss Belleza Internacional, Malacón Bonita, es una mujer de luces apagadas, entonces, encontramos en este libro las marejadas emocionales: la estancia tranquila y doméstica en la chorcha de un pueblo costeño, sentimos el dolor y el estallido de una bala por la mujer que ya no tendremos, sólo en libro pues.
Ahora, desde la oralidad se hace mención a elementos cinematográficos, podría pensar uno que los diálogos de esta novela están colocados a manera de pequeños eslabones que con un segundo tratamiento serían ya un guión de cine. Eso es mi premura quizá, pero volvemos al punto; las palabras de José apuntan los tonos de cada personaje, que van desde la modalidad del chisme costeño, del tono confianzudo de quien se inventa su propio idiolecto “el igüi igüi” hasta la tragedia relatada con ensoñaciones cinematográficas, como abrir un rango imaginario de una realidad que muchos compartimos: alguien se despide de nosotros mediante magia.
Veamos el fondo, filosos vocablos que cortan y aflora la curiosidad del lector; sobre todo, por la manera en que están soterrados los monstruos que dieron vida a Bonita (Alejandra y Ezequiel), quienes son referidos en segundas capas del relato, en voz de los móviles personajes, en sonidos que fungen como el silencio a esta sinfonía que bien podría titularse Réquiem por Malacón. Pero lo importante, aunque suene a pleonasmo, es la soltura con la que se comunican los personajes, de un tranco van a otro, palabra por palabra. Dimayuga sacó filo a sus palabras, están puestos con la intención dramática de abrir un dique, de poner gasolina, citando al famoso reggeaton, rematan historias sueltas en cada capítulo, en cada charla frente a la cámara, con el reflector, bajo los ojos. Ahí están.
En las palabras de José: “el pretexto del documental es el trabajo para la escuela”, pero la curiosidad, el motor verdadero, lleva más allá de la tarea, pues cada personaje de este enjambre de murmullos (Pedro Isabel, Maya y Esther Andraca, Dora Cienfuegos, Odilón Romero y otros) se palpan la memoria para encontrar la protagonista; el también autor de Una mujer de tantas armoniza, dirige pues las voces del puerto, del calor sedimentado por cerveza y por el chisme para crear el perfil de una Helena, de un mito que reinó desde la belleza del instante.
Este libro muestra que la facultad narrativa del también autor de Afectuosamente su comadre, radica en la edificación de la protagonista; para ello, Dimayuga se vale de diversos registros tonales, hace pues la polifónica estructura de un fantasma. Apela al mito, logra sugerir que Bonita no tiene un emisor que asuma un contenido, es un mito, insisto, recreado por la cadencia verbal de una idiosincrasia peculiar: guerrerense. Y también nos dice que lo que arrastra su símbolo (Bonita) es la necesidad de designar incasablemente, de decir que uno está siendo, aunque duela: señorita Malacón, bella, musa enferma, potestad de una pureza maligna.
Cuando uno lee, desea la obra, se quiere ser la obra; es negarse a doblar la obra fuera de toda palabra fuera de la misma obra. Pasar de la lectura a la crítica es cambiarse de deseo, es no desear la obra sino el lenguaje de ésta. Por eso digamos Bonita, para alegrarnos, Dimayuga pintó una aldea, hace carne con las palabras, argumentan emocionalmente los motivos del documental que casi vemos en el libro, nos demuestra que a pesar de que se haya dicho todo, de que se acabaron los inicios, de que ya todo está contado, nos dan ganas de leer libros, novelas. Alguien, a estas alturas del tiempo, aún sueña con palabras en conjunto, apiladas en el lomo de los personajes.
Quizá Bonita, como decía líneas atrás, sea una musa enferma, pero es un decir, quizá sea que ya estoy hablando de más. Salud por Bonita y por el libro. (Texto de Federico Vite, leído el 8 de mayo en Puebla.)

EL MARRA RELOADED


Está por abrirse la cantina El Marrakesh, propiedad de Víctor y Juan Carlos, sí, los mismos de El Generalito I y EL Generalito II, fondas en las que se come como Dios manda, ubicadas en el Centro Histórico del De Efe, ora realizan un sueño largamente acariciado, la apertura de una cantina donde se podrá bailar, ligar y encontrar amigos que gusten de chelas y buena chacota, ojalá y el lugar fuera como aquel ahora ya legendario cuyo nombre también era Marrakesh y que muchos lo apodábamos el Guarra o el Marra y que se encontraba detrás del Palacio de Bellas Artes, en la década de los ochenta y allí uno se topaba con intelectuales de alta monta, vestidas, artistas, estudiantes, guachos, curas, hijas de familia y fauna nunca vista en cordial reunión y que Juan Carlos Bautista inmortalizó en su excelente poemario "El Cantar del Marrakesh", qué tiempos Dios mío, felicidades, pues, Juan Carlos y Víctor en esta nueva aventura, salucita.

"¿Y qué fue de Bonita Malacón?", una historia de José Dimayuga digna de llevarse al cine

La primera novela de José Dimayuga es digna de llevarla a la pantalla grande, aseguró el biógrafo Rafael Aviña durante la presentación del libro ¿Y qué fue de Bonita Malacón? Como un homenaje al pueblo del estado de Guerrero, a su música, al estilo de hablar de la gente de la región de la Costa, el dramaturgo José Dimayuga presentó en Acapulco su primera novela en el hotel Villa Vera ante poco más de 70 asistentes, el viernes por la noche.El encargado de realizar los comentarios de la novela fue el crítico de cine Rafael Aviña que además de comparar los diálogos de la novela de Dimayuga con los de un guión cinematográfico, refirió los temas abordados por el autor con aquellos del cine de oro mexicano. Postrados en sillones adornados con gasas de color rosa, los asistentes disfrutaron del video que el videasta, José Antonio Cordero dirigió. "Las hermanas Andraca" es el título del video que duró unos 15 minutos y el que el público asistente conoció un capítulo de la novela de Dimayuga en el que las hermanas Maya y Esther contaban, en ocasiones, a manera de chisme la vida del personaje central de la novela: Bonita Malacón. Debido al lenguaje coloquial y propiamente costeño con el que el autor de Afectuosamente su comadre dio identidad a los personajes de su novela, el público asistente rió y se carcajeó por el diálogo que sostenían las hermanas Andraca.“Este libro es un homenaje a esas actrices que algunos han olvidado, pero que yo no he olvidado nunca, un homenaje a mi estado, a mi infancia, al pueblo, a la música, a mi familia; un homenaje a ese mundo que conocí, que está muy presente”, agradeció José Dimayuga en quien se podía percibir una gran alegría por ver a su familia, amigos e invitados a la presentación de su obra. Leyó un fragmento de la novela en el que Pedro Isabel inicia con la trágica e intensa historia de Bonita Malacón. Además agradeció a Víctor Manuel Hernández, a Rahel Ávila, al grupo Arca y a los asistentes por presenciar y disfrutar de su trabajo literario. “Con ustedes me doy cuenta de que Dios existe”, dijo. Por su parte Rafael Aviña leyó un texto con el que compartió su primera sorpresa al leer ¿Y qué fue de Bonita Malacón? fue que el dinamismo de los diálogos de la novela y el “finísimo tacto” del autor para capturar en ellos el ritmo del habla de los habitantes de Tierra Colorada, tierra natal del autor. “De alguna manera, se trata de un homenaje al carácter de sus paisanos, de su gente, a la vez cabrona y a la vez bondadosa, en palabras del propio Dimayuga en una entrevista reciente”, enunció Rafael Aviña. Mencionó que José Dimayuga encarna en su novela al novel periodista que intenta hurgar en la vida del personaje principal de su novela para hacer su “tesis documental”. Aseguró que es, efectivamente, un joven documentalista quien va hilando las historias de los personajes a tal grado que las situaciones de las que es testigo rememoran aquellas vistas en "Lágrimas, risas y amor" que los secretos de los personajes recuerdan aquellas películas del cine negro de los años 40 y 50 como Citizen Kane de Orson Welles. “Es justo en esa dualidad, en esos contrastes provocadores realizados con toda intención, lo que hace tan disfrutable esta novela. Resulta muy inteligente y sutil el trabajo de Pepe Dimayuga porque su novela es un triller, pero también es una novela costumbrista. Hay suspenso pero también humor cruel”, describió. Abundó en que el lector se va formando una idea y apasionando por el retrato oral que distintos personajes hacen de Bonita. Una larga lista de voces narrativas que ofrecen su punto de vista acerca del personaje principal de la novela que fue publicada por editorial Jus. El cine es el gran universo que transforma personalidades como Bonita (…), aseveró el presentador. “En fin, ya se desgreñarán Ana de la Reguera y Ana Claudia Talancón por interpretar a Bonita. Y lo mismo sucederá con Tito Vasconcelos y Jorge Zárate por encarnar a Chabelis. Y es que ¿Y qué fue de Bonita Malacón? no sólo es una novela disfrutable, sino que tiene todo para llegar a la pantalla grande”, concluyó. (Por Karla Galarce. Tomado de El Sur.)

ME DUELE QUE TE VAYAS

de José Dimayuga

PERSONAJES



VÍCTOR, de 35 años.
DAVID, de 24.



La acción se desarrolla en la habitación de un hotel.
Mobiliario: una cama y un sillón.
Época actual en un sábado por la noche.
Entra DAVID; luego Víctor; los dos vienen elegantemente vestidos: el primero, de saco y corbata, y el segundo de esmoking.

DAVID (después de beber agua)
¿Te doy agua? (Pausa breve.) Habla, ¿no?, miéntamela si quieres, pero no sigas callado; dijiste que cuando llegáramos a la habitación me/

DAVID de pronto deja de hablar; más bien es callado por la mirada grave de VÍCTOR.

DAVID (avanzando hacia VÍCTOR)
No te pongas así, hombre.
VÍCTOR

DAVID
¿Por qué me ves de ese modo?

VÍCTOR avanza poco a poco hacia DAVID; su expresión es de ira. DAVID recula, medroso.

VÍCTOR
Eres muy puto, ¿sabes, no?
DAVID
Eh… Je…
VÍCTOR
No dije nada gracioso: digo que eres puto, güey. O qué, ¿te ríes si alguien te dice puto? ¿Te ríes si vas por la calle y te dicen puto?
DAVID

VÍCTOR
¿Si alguien te lo grita en la cara, güey?
DAVID (reculando, medroso, ante la mirada violenta de VÍCTOR)
No, pero, ps, no hay pedo. Sí, soy puto, ¿y?
VÍCTOR
Culero
DAVID
No mames, ¿qué te pasa?
VÍCTOR
No te hagas pendejo, que bien que te conozco.


VÍCTOR le planta una cachetada a DAVID. Estaba a punto de soltarle otro golpe, pero DAVID corre hacia el otro extremo del escenario.

DAVID
Oye, cálmate, güey.
VÍCTOR
¿Qué tanto hacías en el baño?
DAVID
Pues… lo que todo mundo hace en el baño: cagaba.
VÍCTOR
Lo que todo maricón hace en el baño no sólo es cagar. También se coge. Sí sabías, ¿no? O me vas a salir con que en los baños de Monterrey los jotos no cogen.
DAVID
Pues… no sé; a la mejor. Pero, ps, lo dirás por ti, porque a mí me parecería incómodo.
VÍCTOR
¡Yo no soy promiscuo, hijo de tu puta madre! ¿O me ves cara de bañero? ¿Tengo cara de andar asaltando braguetas, eh?

VÍCTOR se dirige hacia DAVID con el propósito de golpearlo, pero DAVID consigue esquivarlo.

DAVID
¿Ya, no? ¡Cálmala!
VÍCTOR
¿Cómo que ya “cálmala”? ¿Por qué te atreves a decir que yo soy el promiscuo cuando tú eres quien… quien es el puto?
DAVID
¿Y tú qué serás?
VÍCTOR
No me contestes con otra pregunta. (PAUSA breve. Con serenidad forzada) Oye, güey, si pagué tu boleto de avión, este hotel y esas garritas que traes puestas, no fue para que vinieras a putear, sino para que me acompañaras a mi… boda. ¿Entiendes lo que te quiero decir?... David, mírame a los ojos… te estoy hablando, güey. A todos les conté que tú eras mi primo de Monterrey, ¿y qué hace “mi primito” a la mitad de la boda? Se va a ligar a los baños del salón. ¡Óyeme, no mames! Cuídate, ¿no? ¡Y cuídame! ¡Preocúpate por los demás!... ¿Ahora entiendes?... David, te estoy hablando…
DAVID
¿Y en qué te basas para afirmar que fui al baño para/
VÍCTOR
Mira, David, por favor, no quieras jugar al “A ver quién tiene más cara de pendejo”. Yo te vi: saliste del baño platicando con un ruco de cabello canoso.
DAVID
Ah, ¿ese es tu coraje? (Sonríe) ¿Y por qué no empezaste por allí? Sí sabes quién es ese tipo, ¿no?... (VÍCTOR lo mira con gravedad.) Tu suegro. Era tu suegro… el papá de tu… de Angélica.
VÍCTOR
Y para seguir con el jueguito, también vas a decir que no sabías que es maricón.
DAVID
Je, ps, n-no… Bueno… Con razón.
VÍCTOR
Con razón qué.
DAVID
Nada. Nomás dije “con razón” por… pues por decir algo.
VÍCTOR
No, yo aquí paro el juego. El tonito con que dijiste “con razón” iba más allá de querer decir algo por pura casualidad. Es obvio que tú ocultas algo.
DAVID
No, de veras.
VÍCTOR
¿Qué esconderá esa carita de mosca muerta?
DAVID
La cabeza ha comenzado a dolerme; qué mala onda. Y no comí chocolate. ¿Por qué no pondrán aire en este pinche hotel? Puta madre, parece de cuarta. En Monterrey, uno como estos ya lo hubieran clausurado. ¿Te dije que maté una chinche, güey? No mames, iba caminando sobre la almohada. Me dio un asco…
VÍCTOR
¿Qué es lo que no quieres contar, David, por favor?

DAVID (dirigiéndose hacia la salida)
Voy a bajar a la recepción por una aspirina.
VICTOR (impidiéndole el paso)
Y me vas a dejar aquí como tu pendejo.
DAVID
No me cuelgo; orita regreso.
VÍCTOR
Antes me lo cuentas todo; todo, mano. (Riendo forzadamente.) Con pelos y señales.
DAVID
¿Cuál todo, Víctor?
VÍCTOR
O no me tienes confianza, David.
DAVID
¿Cuál confianza? Y… ¿cómo voy a contártelo todo si a cada momento me quieres soltar un madrazo? ¿Cómo voy a contarlo, eh?
VÍCTOR
O sea que sí pasó todo, ¿verdad?
DAVID
Por favor.
VÍCTOR
Lo acabas de decir. (PAUSA breve.) Desabróchate el pantalón.

DAVID no obedece la orden. Mira a VÍCTOR, atónito.

VÍCTOR
¿Me oíste, puto? (Deletreando) Que te bajes el pantalón.
DAVID
¿Para… qué?
VÍCTOR (irónico)
Quiero ver la huella de sus besos… (con violencia trata de desabrocharle el pantalón. DAVID no lo permite y se aparta de VÍCTOR.) Quiero ver cómo te dejó aquel cabrón.
DAVID
Si tu propósito es volverme loco, lo estás logrando (histérico): la cabeza me duele, las manos me sudan, y ora resulta que me quieres revisar el culo para deshacerte de dudas… como si fuera puta, no mames… por eso me conseguiste este pinche hotel de paso porque te parezco una piruja, ¡estoy hasta la madre!, ¿sabes? Tengo ganas de… (DAVID está a punto de soltar el llanto, pero lo contiene.) regresar a… Monterrey. (Con voz entrecortada.) Mejor no hubiera venido. (Empieza a sacar sus cosas de la cómoda con el propósito de hacer su maleta.) ¿Para que me invitaste a tu boda? ¿Para ver lo chulo que te veías con Angélica? ¿Para cagarme con no sé qué tanta pendejada que atraviesa por tu cabeza?
VÍCTOR
Deja eso. (Le agarra el brazo con fuerza.) No te vayas.
DAVID
Pero… si me quieres madrear, me quieres matar, me quieres volver loco… no entiendo.
VÍCTOR
Haz un esfuerzo… (le acaricia el brazo) por comprender.
DAVID
Comprendo que no andas bien del cerebro.

VÍCTOR abraza a DAVID.

DAVID
Estás mal, Víctor.

VÍCTOR le besa la nuca a DAVID.

VÍCTOR
Entonces, ¿sí?
DAVID
¿Sí qué?
VÍCTOR
¿Ya no me quieres?
DAVID
Tú eres el que ya no me quiere.
VÍCTOR
Contesta mi pregunta.
DAVID
Sí… te quiero. ¿Y tú?
VÍCTOR
Yo, mucho. Y si tanto me quieres, ¿por qué no me lo cuentas?
DAVID
Otra vez la burra…
VÍCTOR
Tampoco me contestes así, güey.
DAVID
Oquey.
VÍCTOR
Entonces, ¿sí?
DAVID
Ajá… pero… no me abraces… tu brazo… no me deja respirar bien… agarra la onda, por favor…
VÍCTOR
Órale.

DAVID
Bueno, pero jura que me dejarás regresar a Monterrey.
VÍCTOR
Sí. Te lo juro, hombre, ya. (Se aparta de él.)
DAVID
Conste. (PAUSA breve.) En primera de cuentas, yo no sabía que el cuate que me siguió al baño era tu suegro, el papá de Angélica. Qué joven, ¿no?
VÍCTOR (malicioso)

Y carita, ¿verdad?
DAVID
N-no… Bueno, sí. Conservadón, más bien. Pero no me veas así. Tú fuiste quien dijo que está carita. (PAUSA breve) “Carita”… Esa palabra ya no se usa, ¿sabes? La usaba mucho mi mamá. “Fulano está carita”, o “Perengana tiene un novio cari/
VÍCTOR
Continúa.
DAVID
Fui al baño y… ps, me puse a mear.
VÍCTOR
En el mingitorio.
DAVID
Ajá. Entonces vi que entró tu suegro y…
VÍCTOR
Se puso a mear en el mingitorio de al lado.
DAVID
Ajá.
VÍCTOR
¿Luego?
DAVID

VÍCTOR
Vas a salir con que mejor no me cuentas nada.
DAVID
Es que… te vas a enojar otra vez.
VÍCTOR
Tú sigue; no pienses si me enojo o no.
DAVID

VÍCTOR
Te la mamó.
DAVID
¿Cómo crees?
VÍCTOR
Te la agarró.
DAVID
Por favor. Me dijo… “qué buena la tienes”.
VÍCTOR
¿Por qué no me cuentas la verdad? ¿Por qué no me dices que allí mismo te la sobó, te llevó luego a un cubículo donde te la mamó?
DAVID
No, pues/
VÍCTOR
¿Verdad que así pasó?
DAVID
No, pues no.
VÍCTOR
Que se muera mi madre si me equivoco.
DAVID
Pobre de ella, porque es falso lo que supones. (PAUSA breve.) ¿Y por qué tanta seguridad en afirmar que me la mamó? ¿Así fue como te ligó?
VÍCTOR
El de las preguntas soy yo, pendejo. No te quieras hacer el listo haciendo conjeturas chafas. Y ahora cuéntamelo tal y como sucedió, pinche David, o te olvidas para siempre de tu regreso a Monterrey.
DAVID (con voz entrecortada)
Ya te lo conté… te digo que me dijo que la tenía buena… y después… me entregó una tarjeta para que le llame…
VÍCTOR
Y le llamaste.
DAVID
No juegues, si me la acaba de entregar.
VÍCTOR
Pinche viejo.
DAVID
Y ya. ¿Satisfecho? Es todo.
VÍCTOR
Pero le piensas hablar.
DAVID
Ahora dame chance de irme.
VÍCTOR
Dime, ¿piensas llamarle?
DAVID
Víctor, por favor.
VÍCTOR
Es un ruco ojete, oportunista, utilitario. Lo que va a pasar, si le llamas, es lo siguiente: te va a invitar a cenar; luego, te llevará a su departamento, no a su casa, porque en esta vive con su familia; en su depa te pedirá que lo piques. Y seguirán viéndose y tú te vas a encular del güey. Pero él, ni madres. ¿Enamorarse?, sí, cómo no. Tú vas a terminar como su putita, confinado en un departamento jodido. Recapacita, David; no te conviene. Un hombre casado es de lo peor.
DAVID
Tú eres un hombre casado.

PAUSA

VÍCTOR
Sí, pero en mi caso es distinto, porque en primer lugar/
DAVID
No quiero escuchar la diferencia que hay entre tú y el arquitecto.
VÍCTOR
Ah… ¡qué bien conoces ya su profesión!
DAVID
Lo decía en su tarjeta. Ahora déjame terminar de preparar mi maleta si me haces el favor.
VÍCTOR
¿Y me vas a dejar así?
DAVID
¿Cómo así?
VÍCTOR
En ascuas; con el temor de que te llame.
DAVID
No le voy a hablar. Mira. (Rompe la tarjeta) Y te juro que no memoricé el teléfono. De veras. ¿Contento?

DAVID termina de hacer su maleta.

VÍCTOR
Me duele que te vayas.
DAVID (riendo forzadamente) ¿Y eso es una canción?
VÍCTOR
Hablo en serio, cabrón; no quisiera perderte… Te necesito. Mira, yo mañana salgo de luna de miel a Cancún, pero de regreso, me iré volando a Monterrey, y me quedaré contigo una o dos semanas o los días que tú quieras. ¿Sí, güey? Mírame, güey. Te estoy hablando, David. Nunca había hablado así. Mira, le diré al arquitecto que me dé esos días de licencia y cuando… ¿Por qué te ríes? No crees en lo que digo, ¿verdad? Vas a decir/
DAVID
Voy a decir una cosa muy importante si me prometes no enojarte.
VÍCTOR
¿Muy, muy importante?
DAVID
Ajá.
VÍCTOR
Bien, di.
DAVID
Eres un/
VÍCTOR
Puto. Eres un puto, vas a decir.
DAVID
No, esa palabra es tuya. El puto soy yo, dijiste. ¿Oquey? Lo que quiero decirte… ¡qué pendejo eres, mano!
VÍCTOR
Chinga tu madre.
DAVID
Dijiste que no te enojarías, ¿ya ves?
VÍCTOR
Oquey, sigue.
DAVID
Y te voy a decir por qué lo pendejo. Preferiste renunciar a tu vida para ascender a un puesto de mierda, casándote con la hija de tu jefe, ¿no es así, señor arquitecto?... Pues muchas felicidades, y jódete, güey. Ahí te ves.
VÍCTOR
Nunca me habías hablado así.
DAVID
Nunca te habías casado.

Se escucha el sonido de un claxon que viene de la calle. DAVID se asoma por la ventana.

VÍCTOR
¿Con quién te vas? (Se asoma por la ventana) Es el coche del arquitecto.
DAVID
Me va a dar un aventón.
VÍCTOR
Pero si acabas de decir que él/

Suena el teléfono. DAVID contesta.

DAVID
¿Bueno?... (Entusiasmado.) Sí, ya lo escuché. Ya voy de salida. En tres minutos estoy con usted. Sí… Sí, aquí está conmigo. (Le tiende el teléfono a VÍCTOR.) Tu suegro… quiere hablar contigo.
VÍCTOR
¿Bueno?... Sí, soy yo, arquitecto… Sí, no se preocupe, yo en este momento salgo al salón por Angélica… ¡Claro que le avisé; no salí huyendo!... Sí, lo traje al hotel porque se sentía mal. Usted sabe: la altura es diferente a la de Monterrey. Pero ya lo veo mejor… Sí, ya va para allá. Le encargo mucho a mi primo, arquitecto… Y gracias por el aventón. Je…

VÍCTOR cuelga el auricular. Avanza con ira hacia DAVID.

VÍCTOR
Me engañaste, güey. Me dijiste que no te la había agarrado.
DAVID
Y no me la agarró.
VÍCTOR
Que no había pasado nada entre tú y él.
DAVID
Así es. Aún no ha pasado nada.
VÍCTOR (avanzando hacia DAVID)
¡Ora sí te mato, cabrón!
DAVID
Tú me pones la mano encima y verás cómo te va (VÍCTOR se detiene): pierdes vieja y chamba, mínimo, güey. ¿Para qué te enojas, si todo queda en familia, qué no? Ya, ya, quita esa cara o echarás a perder tu fiesta. (PAUSA breve.) Fue un placer venir a tu boda. Chao. Felicidades, ese.

DAVID sale con maleta en mano. VÍCTOR se sienta en la silla. Luego se pone de pie y se dirige hacia la ventana para ver la partida de DAVID con el arquitecto. Se vuelve a sentar en la silla. Se pone de pie. Va hacia la ventana…

FIN


David Silva hizo un cine que ni al gobierno ni a la industria le gustaban: Rafael Aviña

“David Silva hizo un tipo de cine que ni al gobierno ni a la misma cinematografía mexicana les interesaba porque mostraba las lacras cotidianas de la sociedad”, comentó el escritor Rafael Aviña al presentar su libro David Silva, un campeón de mil rostros durante la quinta edición del Festival Francés, el sábado por la noche. La presentación se llevó a cabo ante poco más de 20 personas en el salón Navegantes del hotel El Cano y estuvo a cargo del escritor y director de escena, José Dimayuga. “David Silva se vuelve a momentos la encarnación del Distrito Federal, la encarnación del modo de ser chilango. Aviña nos hace el retrato de un actor y de un país”, leyó en su participación a la que tituló El David de Rafael. Entrevistado después de la presentación, el biógrafo dijo que el libro editado por la Dirección General de Publicaciones y Fomento Editorial, el Centro Universitario de Estudios Cinematográficos (CUEC) y la Dirección General de Actividades Cinematográficas de la UNAM, forma parte de la colección Miradas en la oscuridad. “David Silva fue un actor insólito porque tomó muchas decisiones en su carrera y arriesgó mucho. En las últimas películas que hizo se arriesgó a trabajar con directores que en ese momento los consideraban locos, mariguanos, tipo Jorodowski o como Juan López Moctezuma”, narró. Pensó en lo que “habrán dicho sus compañeros: ‘¿por qué David haría ese tipo de papeles tan raros, tan extraños?’ incluso realizó algunas escenas que podrían parecer obscenas para la época. Él no tuvo miedo de hacer ese tipo de cosas, insistió mucho en el tipo de cine de serie B”. “David Silva fue un actor tan importante como un Pedro Armendáriz –sostuvo– como un Fernando Soler, un Tin Tan, sin embargo creo que no tuvo este reconocimiento por que no hizo mucho cine de prestigio. Tiene películas que se consideran realmente de culto y que se consideran de las mejores en la historia, no solamente del cine mexicano sino del cine mundial”, afirmó el crítico de cine del diario Reforma. Citó a "Campeón sin corona", "Una familia de tantas", "Espaldas mojadas" o "Los Fernández de Peralvillo". Reiteró que mucho de lo que hizo David Silva fue cine de bajo presupuesto que ni al gobierno ni a la misma cinematografía mexicana les interesaba por que mostraban las lacras cotidianas de la sociedad. “Al gobierno no le gustaba que se mostrara a los raterillos, a las prostitutas, a las mentes criminales, gente de los barrios bajos que afeaban a la ciudad de alguna manera. Hizo a todos esos personajes y lo hizo de manera extraordinaria. En ese sentido creo que vale la pena rescatar a David Silva más allá de los grandes papeles que interpretó en los filmes de Alejando Galindo, también tiene este tipo de películas de serie B, policiacas que para mi gusto son muy buenas. Ahora los veo a la distancia y digo que películas tan buenas”, opinó.
–En cuanto al contenido de las películas de la época del cine de oro mexicano y las de ahora ¿existe alguna diferencia?
–Hay una enorme diferencia. Quizá el contenido de las películas de ahora sea más críticos pero eso lo atribuyo a que vivimos en una situación más crítica. Quizá el cine que se hacía en los años 40 era más ingenuo porque se vivía en una ingenuidad más grande. La gran diferencia que encuentro con el cine de hoy es lo siguiente: lo que veíamos antes era un cine creíble, lo que vemos ahora nos cuesta trabajo creerlo. “El cine que se hace ahora es un cine más artificial, no nos mueve muchas emociones a menos que sea de una manera muy tramposa o muy efectista. El cine de antes era muy ingenuo pero muy honesto”, señaló Aviña. Mencionó que las películas de los 50 hablaban de la gente común y corriente, “la gente se veía reflejada en los personajes”. “Ahora casi todas las películas tienen los mismos diálogos, actúan los mismos actores. Antes veíamos al vecino reflejado en la pantalla y eso es algo importante, creo que eso es parte del fracaso del cine mexicano actual. Eso no significa que sea malo, pero sí en el sentido crítico del contenido haya más películas malas que buenas”, aseveró.
–¿Cuál es la herencia que dejaron las generaciones de la época del cine de oro mexicano al cine actual?–Por un lado trabajar en circunstancias realmente difíciles, porque ellos fueron los pioneros y los que crearon prácticamente de la nada, todo un imperio que en un momento llegó a ser el segundo lugar en ingresar divisas, después del petróleo; construyeron un imperio de sueños que sigue funcionando. Por otro lado está la herencia técnica en cuanto a manejo de actores, estilos de actuación, el nivel de la luz.“La fotografía con la presencia de fotógrafos como Gabriel Figueroa, Agustín Jiménez, Francisco Bojórquez, José Ortiz Ramos, Alex Phillis, Víctor Herrera que, aunque no tuvieron el mismo impacto que Figueroa, también dejaron una gran escuela”, aseguró.
En relación a la presentación en la que José Dimayuga hizo una breve narración en la que imaginaba a Rafael Aviña entrando a una sala de cine acompañado por sus padres comiendo una enorme bolsa de palomitas, comentó:“Quizá la única diferencia es que me gustaban más los muéganos, los gaznates y las tortas de frijol que me hacía mi madre para ir al cine. La verdad es que fue una presentación agradable y disfruté mucho. Me llamó la atención que hubiera tanto interés de los medios por este libro y por sabes quién es David Silva”, externó con un peculiar brillo en sus ojos y una enorme sonrisa en los labios.
–¿Por qué le interesa hacer biografías?–Al hacer una biografía fue como recuperar parte de mi misma infancia y parte de la época que me tocó vivir a mí también. Me interesa saber cómo es el México cotidiano de esa época. Para hacer este trabajo me basé en las películas y en el contexto cotidiano de la época. Conocer cómo eran los anuncios clasificados qué ponían en esa época, qué veían en la televisión, qué escuchaban en la radio, cuánto costaba comer en un restaurante de lujo o en una fondita, la entrada al cine, la ropa, los juguetes para los niños, todo eso es muy importante saberlo para mí.
Rafael Aviña anunció que presentará el libro ¿Y qué fue de Bonita Malacón?, de José Dimayuga, en el hotel Villa Vera, el próximo 11 de abril en Acapulco. En relación a la novela de José Dimayuga explicó que se trata de una novela atractiva porque tiene varias voces narrativas. “Son muchos personajes alrededor de un personaje central que es Bonita Malacón”, reveló. “Hay un personaje sensacional que es Pedro Isabel o Chabelis, un homosexual que de niño está obsesionado con el cine y que lo mandan a vender semillas al cine pero no vende nada porque se la pasa viendo las películas. Hay una secuencia muy padre donde aparece David Silva y se topa con Chabelis”, detalló. El actor de cine –continuó– llega a un pueblo que se llama Palma Gorda y el niño (Chabelis) le dice que es su admirador, le cuenta que es su admirador y que quiere que lo lleve consigo para que lo meta a trabajar en sus películas. “Se nota que José Dimayuga posee un gran conocimiento acerca del cine de esa época y sobre el cine de David Silva. Eso para mí fue muy atractivo. Al principio no entendí porqué querían que presentara el libro, pero me di cuenta que es por que la novela tiene mucho del cine”, dijo. Al final dijo que en la novela de Dimayuga hay drama, melodrama y suspenso. (Por Karla Galarce. Tomado de El Sur.)

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JOSÉ DIMAYUGA Y NUESTRA SEÑORA DE PALMA GORDA

Relato, y relato-de-relatos, relato-del-relatar, la novela de José Dimayuga ¿Y qué fue de Bonita Malacón?, narra el ocaso de una estrellita mexicana del cine churrero de los años digamos setenta-ochenta, en todo su impresentable kitsch, desde su pueblo nativo.
Pero sobre todo nos narra la sombra que esa estrellita y ese ocaso han dejado entre quienes la conocieron y admiraron. Hay un pueblerino admirador gay, que busca armarle todo un museo-decultura- e-identidad-regional en la extravagante casona de Bonita, llamada El Castillo (con muralla, almenas y atalaya, estatuas ya truncas en los jardines devastados y un delfinillo de mármol en la alberca seca, todo custodiado por los diligentes perrazos Palomo y Pinto), desde su “épica sordina” de cartones de cerveza y pozole verde (“Magnífico el pozole verde”, diría Rimbaud) en el Bar Chabelis, con adornos de sombrillas japonesas y muchas fotos de bellezas famosas. Sus enemigos opinan que más bien Chabelis busca instalar un burdel.
Están también sus amigas-enemigas de toda la vida, sus chismosas, envidiosas y maledicentes; su nana, su empleado, así como las refracciones que en éstos imprimieron otras personas y estrellas conectadas con Bonita. Incluso aparece por ahí un gatito místico en la cumbre de una parota.
Es la reconstrucción de un pasado y de un mito que también entreteje una educación sentimental provinciana todavía reciente; de modo que al buscar a Bonita Malacón, un telerreportero de espectáculos (más bien aprendiz de tal, que hace un trabajo escolar como examen profesional) también va buscando qué ha sido de cada uno de los integrantes de tan jocoso reparto de personajes.
En buena medida, Bonita Malacón fue lo más hermoso y memorable que les ocurrió a todos ellos. Una minuciosa corte de milagros comprometida en un minimalista carnaval de la realidad y la memoria. No pueden dejar de hablar de ella. Viven reciclando, desmenuzando sus aventuras. Se diría que su memoria de Bonita Malacón es más real que ellos.
José Dimayuga llega a esta preciosa novela después de más de veinte años de dramaturgo, cristalizados en unas doce comedias (Afectuosamente su comadre, País de sensibles, La última pasión de Antonio Garbo, Una mujer de tantas, Crónicas de amor y olvido en el Hotel Belmar, etcétera), lo que se revela en tres de las primeras virtudes que advierte el lector: 1) la teatralidad de la vida cotidiana, la vida que ahí no es tanto un mero sueño cuanto la comedia-de-un-sueño, divertidísima: la risa como musa suprema; 2) el hábil entramado de los episodios, donde a veces las quimeras de un Tennessee Williams juegan a los enredos de Lope de Vega o George Bernard Shaw, como toda la milagrería a que dan lugar unas simpaticonas crestas (“'Pues sí, son ellas', confirmó La Pelona”) y, 3) la jocunda, desaforada oralidad de los personajes que conversan, monologan, rumian, deforman la coloquial saga de Bonita Malacón, con una aptitud para encarnar el habla clasemediera mexicana, guerrerense, especialmente la femenina y la jotona, sin parangón en estos días. (Luis Zapata había diagnosticado en sus memorias cinematográficas —Souvenirs, souvenirs, en el volumen colectivo Triple función, Quimera, 2007— cierta decadencia actual de la conversación; pues bien, los personajes de Dimayuga desconocen gloriosamente tal decadencia.) (Por José Joaquín Blanco. Tomado de Nexos. Fotografía de Arquímides Espíritu.)

DAVID SILVA, figura clave en el género del cine policiaco hecho en México.

Tanto la cinematografía como la literatura negra o policíaca, son poco explotadas en México, comentó el director de escena y dramaturgo José Dimayuga, que presentará el libro "Un campeón de mil rostros" del investigador de cine Rafael Aviña. Dentro de las actividades programadas en la quinta edición del Festival Francés, cuya temática será el cine policíaco, el sábado 5 de abril el escritor y traductor guerrerense José Dimayuga tendrá a su cargo la presentación de la obra de Rafael Aviña "David Silva, Un campeón de mil rostros" un libro biográfico que narra la historia del actor mexicano David Silva. Entrevistado ayer por la tarde vía telefónica, José Dimayuga sostuvo que en México poco se aborda la biografía. “Me parece muy importante el trabajo de Aviña quien ya tiene tempo que escribe biografías de actores de cine”, dijo. Recordó que Rafael Aviña hizo un libro sobre Tin Tan. “Ahora está hablando sobre David Silva. Hay muy poca gente que se dedique a esto de las biografías quizás por que sea un trabajo en el que se requiera mucha investigación y él ha hecho un trabajo muy completo sobre David Silva desde sus inicios, su primera película hasta la última”, narró. Consideró que el trabajo del actor es importante porque incursionó en en las primeras, si no es que en la primera película de género policiaco netamente nacional. Dimayuga dio el nombre de algunos filmes en los que David Silva participó, entre los que se encuentran Campeón sin corona, Hay lugar para dos, Una familia de tantas, El topo, Los albañiles, entre otras. “David Silva trabajó en películas muy importantes; se merecía una biografía; Aviña nos entrega una investigación ardua y entretenida: tal es su mérito”, comentó. Afirmó que el director artístico del festival, Víctor Manuel Hernández le hizo la invitación. “Creo que porque conoce mi trabajo y, a través de este, he mantenido un un coqueteo con el cine policíaco o cine negro”, sostuvo. La importancia de este tipo de festivales radica no sólo en la apreciación cinematográfica, sino en los estudios que se generan alrededor de los diferentes géneros cinematográficos.“Que se dedique esta edición al cine negro es un acierto. El género policiaco ha sido poco explotado tanto en el cine como en la literatura mexicanos”, reiteró. Opinó que el cine policíaco llega de la mano con el crecimiento de las ciudades, “los personajes en la novela negra son muy ambiguos, infractores y a la vez atractivos; esta ambigüedad moral es lo que los mueve y resulta fascinante al público”, mencionó.La obra del investigador Rafael Aviña forma parte de la colección Miradas en la oscuridad de la Dirección General de Publicaciones y Fomento Editorial, el Centro Universitario de Estudios Cinematográficos (CUEC) y la Dirección General de Actividades Cinematográficas de la UNAM. El libro fue galardonado recientemente con el Premio CANIEM 2007 al Arte Editorial, en la categoría de Biografía, consta de 263 páginas ilustradas con más de cien fotografías, donde el autor narra la vida de David Silva (1917-1976), actor de películas emblemáticas del cine mexicano. (Por Karla Galarce. Tomado de El Sur.)

HISTORIA DE UNA PORTADA BONITA

¿Y quien fue Bonita Malacón? A ver... Fue la niña más bonita de un pueblo de la región de la Costa Chica guerrerense, reina de belleza, estrella del cine nacional en fantásticas películas mexicanas de clase B, amante y esposa del jefe de un cartel de las drogas, drogadicta terrible que por culpa de su adicción cayó en una espiral descendente de prostitución que la llevó a lo más bajo de lo bajo. Así es Bonita Malacón, la novela de José Dimayuga que nos lleva a través de una serie de episodios que describen el ascenso, esplendor y caída de un personaje que vivió in-fama y descendido para terminar en lo infame. Platicando con Nadir decidimos que la portada debería de omitir cualquier rasgo de físico que permitiera saber cómo era Bonita Malacón. Sabíamos que era muy bella, y que actuó en cine y se prostituyó en un momento equis de su vida, pero el libro nunca la describe físicamente. Por otra parte, yo quería explotar la iconografía de los carteles de cine de los años setenta para darle un aire de temporalidad.
Aquí se muestran los primeros bocetos.


De este grupo de bocetos se eligió el que mostraba a una mujer en lencería negra y recortada la parte superior de su cuerpo. Este corte se hizo con la intención de prolongarlo a través de las solapas y de la segunda de forros con la intención de reforzar la idea de la caída en desgracia de la protagonista de la novela.En esta primera propuesta intenté que todo, desde el titulo hasta los textos de portada, siguieran la inclinación de la diagonal que cortaba el cuerpo de la Malacón, con el fin de reforzar el concepto de la caída de la protagonista. Como ejercicio de diseño esta portada es buena; pero al final fue rechazada en favor de un acomodo más convencional y legible.




Esta es la propuesta de diseño con un acomodo más conservador y con un cambio radical en la tipografía de la portada. También desaparece el detalle de la tela de brocado y se sustituye por una plasta negra que se integra con la ropa del personaje de Bonita.




Hasta este punto, todo parecía ir viento en popa y navegando por aguas tranquilas. La portada le había agradado tanto al editor como al propio José Dimayuga. Pero, algunos comentarios del departamento de comercialización de JUS nos hicieron replantearnos la portada. Primero, el hecho de que la mujer apareciera de rodillas, en lencería y con unos zapatos de tacón de un llamativo color rojo hacían muy aparente la imagen de una prostituta; y si bien en algún momento de su vida Bonita se prostituyó para poder financiar su adicción, el tema central de la novela no era la prostitución. Esto me obligó a repensar la imagen de portada. Por lo que decidí tomar una imagen similar pero con otro enfoque. En esta se verían las piernas de una mujer, desde sus zapatos de tacón hasta el nacimiento de las nalgas. Estas piernas deberían de estar en una pose que reflejaran una falta de equilibrio y no deberían de parecer firmemente plantadas en el suelo. Debían de trasmitir una sensación de inseguridad; esta idea se vería reforzada al ser tomadas de espaldas y no de frente. La idea fue presentada y aceptada y aquí se muestra el resultado final que saldrá al mercado para los primeros dias de Diciembre de 2007. (Tomado del Blog del diseñador gráfico Carlos Sandoval)



JOSÉ DIMAYUGA CREA CON SU NOVELA VASOS COMUNICANTES CON LA LITERATURA LATINOAMERICANA: JOSÉ JOAQUÍN BLANCO.


¿Y qué fue de Bonita Malacón? de José Dimayuga es una novela divertida y fresca que recrea de una manera irónica, parte de la vida en algunas regiones del estado de Guerrero en relación con el cine y otros aspectos de la cultura mexicana, comentó el escritor José Joaquín Blanco quien junto al actor Tito Vasconcelos y el videasta José Antonio Cordero tuvieron a su cargo la presentación de la primera novela del escritor guerrerense en la ciudad de México.La presentación fue realizada el miércoles en el patio de la editorial Jus ante 150 asistentes, en un ambiente de una cantina de pueblo, muy similar a la descrita por José Dimayuga en su primera novela, reveló el autor en entrevista.Entrevistado por separado el escritor José Joaquín Blanco sostuvo que el trabajo literario del creador originario de Tierra Colorada es muy divertido, “con un sentido coloquial muy fresco y los personajes muy bien trazados”.Sostuvo que uno de los mayores méritos literarios es el lenguaje oral que Dimayuga imprimió en cada personaje. “Es una de las mayores virtudes de la novela. Es el lenguaje de Tierra Colorada y otras regiones del estado de Guerrero. No se trata de una novela regionalista. Es una novela universal, pero el lenguaje de los personajes está perfectamente recreado”, comentó.A partir de la historia de Bonita Malacón –continuó– cada personaje cuenta su propia vida y la vida de un municipio. Bonita es un mero pretexto para que los otros personajes reflejen su propia identidad, su propia existencia.Consideró que el trabajo de escritores como José Dimayuga y Luis Zapaata, ennoblecen la cultura del estado de Guerrero y crean una cultura regional: “Son autores de primera importancia nacional, relacionados con estados como Oaxaca, Veracruz, con muchos vasos comunicantes, no sólo en el resto del país sino con América Latina”, concluyó.Por su parte el actor Tito Vasconcelos quien leyó algunos pasajes de la novela ¿Y qué fue de Bonita Malacón? dijo que la obra de Dimayuga es una novela divertida que describe perfectamente las costumbres un pueblo de Guerrero.José Dimayuga dijo que durante la presentación se proyectó un video producido y dirigido por José Antonio Cordero donde aparecen dos personajes de la novela: las hermanas Andraca, Maya y Esther.Reveló que el video titulado Las hermanitas Andraca fue recreado por las actuaciones de dos hombres que ofrecieron “actuaciones soberbias”.Mencionó que la presentación de su libro fue “un evento que rompió el esquema tradicional de las presentaciones de libros”, pues fue como una especie de performance donde se abordó por distintas áreas artísticas la novela de Dimayuga.“Tito Vasconcelos leyó varios fragmentos de la novela como algunos pasajes de Pedro Isabel, personaje con el que inicia la historia de Bonita” recordó.Consideró que el lenguaje coloquial de sus personajes es un punto a favor y uno de los logros de su trabajo literario.“Lo que Joaquín dijo acerca del ‘color local de la provincia y el humor, el coqueteo con el cine’ me deja claro que Bonita es un libro que te obliga a leerlo en voz alta”, comentó.La conjunción entre humor y tragedia, es lo que cree que ha atraído al público, puntualizó.Finalmente anunció que el libro ya está a la venta en Guerrero en la librería universitaria de la UAG, en Chilpancingo y en las librerías Macondo y el Partenón. (Por Karla Galarce. Tomado de El Sur.)

LAS REBELDÍAS Y EXCENTRIDADES DE BONITA MALACÓN

Después del éxito que tuvo con la obra de teatro, Afectuosamente su comadre, José Dimayuga tuvo que esperar más de 15 años para poder publicar su primer trabajo novelístico, y justamente la historia de Bonita Malacón, es el resultado de años de aprendizaje, gracias que logró que su obra se pueda leer fácil y placenteramente. Dimayuga muestra a través de una serie de testimonios la vida de la que fuera Miss Belleza Internacional, el personaje central; esto se descubre gracias a una serie de revelaciones que los diversos personajes de la obra le conceden a un joven periodista que investiga el tema de Bonita como tema de su tesis. En entrevista para Anodis, el famoso escritor confesó los deseos que tenía de poder publicar un texto, pues “siempre que terminaba algo, creía que era una novela pero resultaba una obra de teatro y al acercarse la fecha en que cumpliría cuarenta años, me dije, ‘tengo que disciplinarme’”, y así, a sus cuarenta y siete años de edad, se publicó su primer trabajo narrativo, que viene acompañado por el éxito logrado por sus puestas en escena. A unos días de que la editorial Jus publicara el libro, las expectativas del dramaturgo, en cuanto al éxito que pueda alcanzar su trabajo, aún no están planteadas, sin embargo, ¿Y qué fue de Bonita Malacón? está agotado en librerías como Gandhi. “La llevé y a unos meses me llamaron para publicarla, la gente la ha aceptado muy bien”, comentó. La vida de Bonita comenzó a tener sus primeros logros entre los amigos de Dimayuga, entre ellos el escritor José Joaquín Blanco, a quien “le encantó y eso me animó a llevarla a Jus, estoy agradecido con la editorial por todo el apoyo y el interés depositado en mi”.
Una de las características de la obra es la singular forma en que el dramaturgo logró reunir el lenguaje coloquial de la sierra guerrerense y, a pesar de contar con varios regionalismos, es muy entendible; al respecto explicó: “Lo cuidé mucho para que el lector disfrutara ese lenguaje, esa plática sabrosa, que incluso, a la gente, se le antojara leerlo en voz alta, es una invitación para así hacerlo”. El guerrerense se inspiró en su lugar de origen: Tierra Colorada; pues “los lugares, la geografía e incluso los personajes existen; sólo les cambié el nombre a unos; a otros les pedí su autorización; sólo Bonita Malacón es inventada”, declaró. Otro aspecto de la historia, es que el artista logró un texto equilibrado en donde la vida de la protagonista es tan importante como la de los demás personajes y además, está enriquecido por la serie de descripciones que nos regala cada uno de ellos, sobre eso explicó: “Dejé que los personajes hablaran, me vi como el joven periodista que levanta imágenes para crear su documental y creo que al final se tituló muy bien”. José Dimayuga comentó estar muy a gusto con lo que es; dijo que su estancia en el puerto de Acapulco, donde actualmente radica, lleva una vida tranquila. A los doce años de edad se fue a la ciudad de México, en donde estudió en la Facultad de Filosofía y Letras. “La ciudad es difícil de abandonarla, siempre va contigo; yo soy mucho de pueblo y mucho de la ciudad”, afirmó. “Amo a mi gente y la novela es un homenaje a mi pueblo, a mi infancia y a los amigos de la adolescencia, también a la dualidad del ambiente, tan agreste y hermoso, y el carácter de la gente, tan cabrona y bondadosa a la vez”, expresó el autor, quien condimenta la historia con mucho humor y mucha tragedia. Al laureado escritor se le nota cómodo con su creación, y por ello no dudó en advertir que, de su novela, lo que más le gusta es lo que esta sugiere y provoca. “Si yo fuera lector de Bonita me agradaría saber qué fue lo que pasó con la vida de los personajes”.
Para el dramaturgo no le es fácil definir su forma de ser, pero asegura que su reflejo está encerrado en la historia misma, “es más fácil crear, te puedo decir que yo soy Bonita Malacón y cada uno de las personalidades que realicé”. Melómano por naturaleza, amante del jazz, por la libertad que transmite, comentó que la novela es como una nota de jazz tocada por una banda de pueblo; le agradan las historietas y no tiene empacho en confesar que le hubiera gustado ser hijo del Huracán Ramírez; pero sobre todo es un lector voraz, “todo mi dinero se me va en libros”. Dimayuga aprecia mucho la amistad, pero si de estar solo se trata, sabe disfrutar de ello: “Me gusta caminar, todas las mañanas camino por la Costera”, afirmó. Actualmente trabaja en su segunda novela, sigue escribiendo teatro, mientras se presenta la puesta en escena, “Hoteles de Puebla” y además acaba de salir el escrito que reúne sus obras junto a las de Luís Zapata y José Joaquín Blanco: el libro Triple Función. (Por Daniel Medina. Tomado de Anodis)