“David Silva hizo un tipo de cine que ni al gobierno ni a la misma cinematografía mexicana les interesaba porque mostraba las lacras cotidianas de la sociedad”, comentó el escritor Rafael Aviña al presentar su libro David Silva, un campeón de mil rostros durante la quinta edición del Festival Francés, el sábado por la noche. La presentación se llevó a cabo ante poco más de 20 personas en el salón Navegantes del hotel El Cano y estuvo a cargo del escritor y director de escena, José Dimayuga. “David Silva se vuelve a momentos la encarnación del Distrito Federal, la encarnación del modo de ser chilango. Aviña nos hace el retrato de un actor y de un país”, leyó en su participación a la que tituló El David de Rafael. Entrevistado después de la presentación, el biógrafo dijo que el libro editado por la Dirección General de Publicaciones y Fomento Editorial, el Centro Universitario de Estudios Cinematográficos (CUEC) y la Dirección General de Actividades Cinematográficas de la UNAM, forma parte de la colección Miradas en la oscuridad. “David Silva fue un actor insólito porque tomó muchas decisiones en su carrera y arriesgó mucho. En las últimas películas que hizo se arriesgó a trabajar con directores que en ese momento los consideraban locos, mariguanos, tipo Jorodowski o como Juan López Moctezuma”, narró. Pensó en lo que “habrán dicho sus compañeros: ‘¿por qué David haría ese tipo de papeles tan raros, tan extraños?’ incluso realizó algunas escenas que podrían parecer obscenas para la época. Él no tuvo miedo de hacer ese tipo de cosas, insistió mucho en el tipo de cine de serie B”. “David Silva fue un actor tan importante como un Pedro Armendáriz –sostuvo– como un Fernando Soler, un Tin Tan, sin embargo creo que no tuvo este reconocimiento por que no hizo mucho cine de prestigio. Tiene películas que se consideran realmente de culto y que se consideran de las mejores en la historia, no solamente del cine mexicano sino del cine mundial”, afirmó el crítico de cine del diario Reforma. Citó a "Campeón sin corona", "Una familia de tantas", "Espaldas mojadas" o "Los Fernández de Peralvillo". Reiteró que mucho de lo que hizo David Silva fue cine de bajo presupuesto que ni al gobierno ni a la misma cinematografía mexicana les interesaba por que mostraban las lacras cotidianas de la sociedad. “Al gobierno no le gustaba que se mostrara a los raterillos, a las prostitutas, a las mentes criminales, gente de los barrios bajos que afeaban a la ciudad de alguna manera. Hizo a todos esos personajes y lo hizo de manera extraordinaria. En ese sentido creo que vale la pena rescatar a David Silva más allá de los grandes papeles que interpretó en los filmes de Alejando Galindo, también tiene este tipo de películas de serie B, policiacas que para mi gusto son muy buenas. Ahora los veo a la distancia y digo que películas tan buenas”, opinó.
–En cuanto al contenido de las películas de la época del cine de oro mexicano y las de ahora ¿existe alguna diferencia?
–Hay una enorme diferencia. Quizá el contenido de las películas de ahora sea más críticos pero eso lo atribuyo a que vivimos en una situación más crítica. Quizá el cine que se hacía en los años 40 era más ingenuo porque se vivía en una ingenuidad más grande. La gran diferencia que encuentro con el cine de hoy es lo siguiente: lo que veíamos antes era un cine creíble, lo que vemos ahora nos cuesta trabajo creerlo. “El cine que se hace ahora es un cine más artificial, no nos mueve muchas emociones a menos que sea de una manera muy tramposa o muy efectista. El cine de antes era muy ingenuo pero muy honesto”, señaló Aviña. Mencionó que las películas de los 50 hablaban de la gente común y corriente, “la gente se veía reflejada en los personajes”. “Ahora casi todas las películas tienen los mismos diálogos, actúan los mismos actores. Antes veíamos al vecino reflejado en la pantalla y eso es algo importante, creo que eso es parte del fracaso del cine mexicano actual. Eso no significa que sea malo, pero sí en el sentido crítico del contenido haya más películas malas que buenas”, aseveró.
–¿Cuál es la herencia que dejaron las generaciones de la época del cine de oro mexicano al cine actual?–Por un lado trabajar en circunstancias realmente difíciles, porque ellos fueron los pioneros y los que crearon prácticamente de la nada, todo un imperio que en un momento llegó a ser el segundo lugar en ingresar divisas, después del petróleo; construyeron un imperio de sueños que sigue funcionando. Por otro lado está la herencia técnica en cuanto a manejo de actores, estilos de actuación, el nivel de la luz.“La fotografía con la presencia de fotógrafos como Gabriel Figueroa, Agustín Jiménez, Francisco Bojórquez, José Ortiz Ramos, Alex Phillis, Víctor Herrera que, aunque no tuvieron el mismo impacto que Figueroa, también dejaron una gran escuela”, aseguró.
En relación a la presentación en la que José Dimayuga hizo una breve narración en la que imaginaba a Rafael Aviña entrando a una sala de cine acompañado por sus padres comiendo una enorme bolsa de palomitas, comentó:“Quizá la única diferencia es que me gustaban más los muéganos, los gaznates y las tortas de frijol que me hacía mi madre para ir al cine. La verdad es que fue una presentación agradable y disfruté mucho. Me llamó la atención que hubiera tanto interés de los medios por este libro y por sabes quién es David Silva”, externó con un peculiar brillo en sus ojos y una enorme sonrisa en los labios.
–¿Por qué le interesa hacer biografías?–Al hacer una biografía fue como recuperar parte de mi misma infancia y parte de la época que me tocó vivir a mí también. Me interesa saber cómo es el México cotidiano de esa época. Para hacer este trabajo me basé en las películas y en el contexto cotidiano de la época. Conocer cómo eran los anuncios clasificados qué ponían en esa época, qué veían en la televisión, qué escuchaban en la radio, cuánto costaba comer en un restaurante de lujo o en una fondita, la entrada al cine, la ropa, los juguetes para los niños, todo eso es muy importante saberlo para mí.
Rafael Aviña anunció que presentará el libro ¿Y qué fue de Bonita Malacón?, de José Dimayuga, en el hotel Villa Vera, el próximo 11 de abril en Acapulco. En relación a la novela de José Dimayuga explicó que se trata de una novela atractiva porque tiene varias voces narrativas. “Son muchos personajes alrededor de un personaje central que es Bonita Malacón”, reveló. “Hay un personaje sensacional que es Pedro Isabel o Chabelis, un homosexual que de niño está obsesionado con el cine y que lo mandan a vender semillas al cine pero no vende nada porque se la pasa viendo las películas. Hay una secuencia muy padre donde aparece David Silva y se topa con Chabelis”, detalló. El actor de cine –continuó– llega a un pueblo que se llama Palma Gorda y el niño (Chabelis) le dice que es su admirador, le cuenta que es su admirador y que quiere que lo lleve consigo para que lo meta a trabajar en sus películas. “Se nota que José Dimayuga posee un gran conocimiento acerca del cine de esa época y sobre el cine de David Silva. Eso para mí fue muy atractivo. Al principio no entendí porqué querían que presentara el libro, pero me di cuenta que es por que la novela tiene mucho del cine”, dijo. Al final dijo que en la novela de Dimayuga hay drama, melodrama y suspenso. (Por Karla Galarce. Tomado de El Sur.)