"No se consideraba un turista; él era un viajero. Explicaba que la diferencia residía, en parte, en el tiempo. Mientras el turista se apresura por lo general a regresar a su casa al cabo de unos meses o semanas, el viajero, que no pertenece más a un lugar que al siguiente, se desplaza con lentitud durante años de un punto a a otro de la tierra. Y le hubiera sido difícil decir en cual de los muchos lugares donde había vivido se había sentido más a sus anchas."
El cielo protector. Paul Bowles.
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