SOY SEXY PORQUE LEO




El 27 de mayo, Sergio y yo nos trasladamos a Puebla para presentar dos libros. Él presentó No recuerdo el amor sino el deseo, de su autoría; y yo, Triple función, del cual soy autor junto con José Joaquín Blanco y Luis Zapata. Lo primero que hicimos al llegar a Profética, fue saludar al responsable de ese lugar: José Luis Escalera, quien nos recibió en su oficina y chacoteamos. Luego, bajamos a tomarnos un té para agarrar valor y presentar sendos libros. Yo inicié la presentación; y, por primera vez, no leí, todo lo dije desde mi ronco pecho. Creo que no lo hice mal. Rematé mi participación con la lectura de un fragmento de Crónicas de amor y olvido en el hotel Belmar: el momento en que la señora Pitman recupera la memoria. Luego, Sergio habló de la editorial Quimera, de la literatura queer, del slogan "Leer es sexy" y de su libro. Y ya. Le pedí que leyera un par de poemas porque no nos podía dejar así, sin ejemplificar lo que acababa de decir de su poesía. Y sí, nos leyó tres; dos poemas grandes y uno chiquito. Un señor del público dijo que mi texto le había recordado el Alzheimer de Blanche Dubois. Ah, caray, yo no sabía que Blanche Dubois sufría de Alzheimer. Así se hacen los chismes, y la literatura también. Al final, algunos fans que siguen a Sergio en su programa de TV, que no conozco, se acercaron para saludarlo en persona.

TEATRO QUEER LATINOAMERICANO

Ayer Antoine Rodriguez me entregó mis ejemplares de Tramoya en el cual publican dos textos míos: Me duele que te vayas y La última pasión de Antonio Garbo. Antoine fue quien realizó la selección de los textos para el número 99, dedicado al Teatro Queer Latinoamericano. Él imparte clases de literarura hispanoamericana en la Universidad Charles de Gaulle-Lille 3, en Francia; y un fragmento de su introducción dice así:
Aunque los rasgos definitorios todavía quedan borrosos en las producciones de los teóricos, se puede decir que queer abarca toda práctica sexualizada, incluyendo las relaciones heterosexuales alternativas, que no se somete a las prescripciones del sistema heteronormado dominante. La teoría queer aboga, entre otras cosas, por la libre circulación del deseo entre los seres humanos, cualquiera que sea su sexo biológico, su género, su pertenencia étnica, económica y cultural.
Las obras dramáticas presentadas en este número , de cierto modo le tuercen el cuello, para retomar el título del famoso poema posmodernista del mexicano Enrique González Martínez, a la estricta norma heterosexual dominante. Presentan varias situaciones en torno a la figura del homosexual masculino que va desde la loca histérica, asumida como tal, hasta los contornos más borrosos de una sexualidad movediza, pasando por la transgeneridad y la gerontofilia.
En este número también aparecen textos de: Xabier Lizárraga Cruchaga, Guido Rosas-Suárez, Marco Polo Rodríguez, Alberto Castillo, Fernando Muñoz Castillo, Cristian Soto y Ramón Griffero.