Primero quisiera dar las gracias a la Editorial Quimera por haberme invitado a presentar Afectuosamente, su comadre de José Dimayuga. Es una Editorial que empiezo a conocer bien y cuya política de publicación en torno a temáticas “homoeróticas” me parece muy interesante, sobre todo en estos momentos en que la cuestión del matrimonio gay se ha convertido en un receptáculo socio-político de homofobia delirante. Ya he leído y me han gustado los libros siguientes : Un buen negro de Adolfo Caminha en la excelente traducción de Luis Zapata; Melodrama de Luis Zapata, una de sus mejores novelas; Triple función de J.J. Blanco, José Dimayuga y Luis Zapata, Lenguas en erección de Juan Carlos Bautista, El sol de la tarde de Luis González de Alba.
Es un honor para mí tener la oportunidad de presentar la obra de un talentoso dramaturgo a quien aprecio y considero como amigo entrañable, fuera y dentro del Facebook. Descubrí dramáticamente a José Dimayuga en Puebla, hará como dos años, a través de la puesta en escena de una especie de collage que se titulaba Hoteles de Puebla y que incluía dos obras cortas del autor : Me duele que te vayas y Bye bye Acapulco. Ambas obras, además de ser divertidas, son dos joyitas teatrales, muy bien estructuradas y escritas. Luego, unos meses después, con motivo de la preparación de un número especial Teatro queer latinoamericano que me encargó la Revista Tramoya, llamé a José Dimayuga para preguntarle si me autorizaba a publicar Me duele que te vayas. Nos citamos en una cafetería y la charla que yo suponía corta y profesional se convirtió en una larga, agradable y amistosa tertulia sobre teatro y literatura, al principio, pero muy rápido pasamos a hablar de las cosas sabrosas de la vida. Descubrí a un hombre fascinado por la vida, por las sensaciones que nos procura, por el intercambio conversacional ameno y humano, con una capacidad de escucha y de reacción sin prejuicios, salpicada de humor, y con una curiosidad propia de un niño que todavía quiere comprender los misterios del mundo.
Había oído hablar de Afectuosamente, su comadre, me enteré incluso de que Luis Zapata había dirigido un largometraje con esta obra pero sólo ahora, con motivo de su publicación en la Editorial Quimera, pude leerla. Afectuosamente, su comadre, es como lo anuncia implícitamente el título, una obra tierna, divertida y sensual. La situación de la que parte, el encuentro improbable de dos seres socio-culturalmente asimétricos (Una maestra sesentona y un joven travesti) es altamente teatral, como lo es en general la confrontación de los seres asimétricos. Esta situación programa un acercamiento íntimo a puertas cerradas y el espectador está invitado, de manera privilegiada, a entrar en esta intimidad.
Me parece que el personaje más interesante no es, como se podría pensar Vicky, el travesti, sino la maestra que consigue alcanzar un grado superior de melodramatismo. Vicky parece ser el prototipo de la vestida, acostumbrada a una estigmatización social que no le impide disfrutar del sexo y soñar con la vida que le prometen los diferentes galanes. El encuentro con la maestra no cambia radicalmente su vida pero sí le aporta el calor humano del que carece frecuentemente. En cambio para la maestra, el encuentro con Vicky va a provocar un trastorno emocional y social de 8 grados de magnitud en la escala de los sentimientos. Vicky va a ser para la maestra la mujer lastimada a quien atropelló con su carro, el monstruo cuando descubre que es biológicamente un hombre, la posible amiga o comadre y el objeto sensual de un fuerte enamoramiento. Todo un recorrido que pasa por la simpatía, el rechazo y finalmente el deseo erótico. Ese recorrido también podría ser el del espectador. Detrás de la máscara de la “solterona” decente se esconden una mujer desgraciada, desesperadamente sola, y un cuerpo en dramáticas ayunas sexuales. Frente (y gracias) a Vicky, frente a ese cuerpo de hombre con tonalidades femeninas y contra todas las reglas de decencia y de homofobia que una educación pública han anclado en su mente, la maestra se libera, vive, con la ayuda de unos cuantos tragos, una especie de revolución socio-sexual: besa, acaricia, chupa el cuerpo de Vicky y se enamora. Este cambio, expresado en filigranas por la división de la obra en 7 días -7 es la cifra convencionalmente simbólica del cambio- tiene un tono que podríamos calificar de queer, sobre todo porque nos sitúa en una zona movediza del deseo lejos de la estricta norma convencional de la heterosexualidad. No se puede decir con exactitud de quién o de qué se enamora la maestra : ¿del cuerpo del hombre joven? (heterosexualidad) ¿de la mujer que genéricamente compone Vicky? (homosexualidad) o ¿de su combinación sexo-genérica? La maestra se enamora de una persona/personalidad, como creo lo hacemos todos, sin importar las marcas sociales del sexo biológico o del género.
Otro aspecto interesante de la obra es, como ya señalé, su división en siete secuencias que corresponden a siete días. El transcurso temporal, que rompe con la sagrada unidad teatral inspirada en la (mal)interpretación de la poética aristotélica, no sólo le da a la obra un ritmo sostenido sino que permite que se explayen los sentimientos y que se concrete un verdadero acercamiento entre los personajes. La dinámica de las réplicas y de las acciones conlleva en sí un aspecto cinematográfico. De hecho, los personajes aluden varias veces a películas que han visto, que comentan y que nutren su imaginario (El coleccionista, Atrapado sin salida, La isla de los hombres solos, Daniana y los hombres). No creo que sea exagerado encontrar puntos comunes entre Afectuosamente, su comadre y la novela sumamente teatro-cinematográfica de Manuel Puig: El beso de la mujer araña. En las dos obras se da, a puertas cerradas, una confrontación entre dos personajes asimétricos, uno atrapado en las convenciones sociales de la heteronorma, el otro portador de una sexualidad diferente. En las dos obras, el personaje más convencional, tras un recorrido mental que se desarrolla en el transcurso temporal, acaba siendo seducido por el otro “disidente” sexual. Pero en la obra de José Dimayuga, la presentación de un personaje travestido permite construir una situación ambigua, una frontera borrosa por la que se mueven las sinuosidades del deseo.
Me gustaría subrayar la habilidad de José Dimayuga en la elaboración de las réplicas de los personajes. Frente a numerosas obras de teatro donde el artificio, lo artificial, de los diálogos obstaculiza la ilusión de realidad, donde lo que dice un personaje es intercambiable y anula la construcción de verdaderas personalidades, José Dimayuga, con un lenguaje salpicado de ingredientes melodramáticos, va creando personajes en los que uno cree inmediatamente, ocultando de este modo el artificio o fabricación teatral. Sus personajes, por ser tan reales, nos atrapan, nos interesan desde el principio y nos van llevando magnéticamente hasta el desenlace.
Otra de las habilidades de José Dimayuga es su juego con los estereotipos temáticos y discursivos del melodrama : la maestra que se casa con un cojo que muere atropellado por un tranvía, días después de la boda; el travesti a quien algunos “maridos” le han desfigurado varias veces la cara; la partida de Vicky cuando la maestra ya no puede prescindir de su presencia. Afectuosamente, su comadre es un melodrama escrito con la distancia de un dramaturgo que se propone jugar con los códigos del melodrama para dar a ver, de manera divertidísima, tierna y “militante”, una realidad sociocultural fuera de las convenciones de lo socio-sexualmente correcto.
* Texto leído en la presentación del libro Afectuosamente, su comadre (ed. Quimera), en el Palacio de Minería, el 25 de febrero de 2010.
** Antoine Rodríguez es doctor en literatura hispanoamericana por la Universidad Paul Valéry (Montpellier) e imparte clases de literatura y talleres de teatro en la Universidad Charles de Gaulle - Lille 3, Francia.
1 comentario:
; )
Publicar un comentario