
Aunque los rasgos definitorios todavía quedan borrosos en las producciones de los teóricos, se puede decir que queer abarca toda práctica sexualizada, incluyendo las relaciones heterosexuales alternativas, que no se somete a las prescripciones del sistema heteronormado dominante. La teoría queer aboga, entre otras cosas, por la libre circulación del deseo entre los seres humanos, cualquiera que sea su sexo biológico, su género, su pertenencia étnica, económica y cultural.
Las obras dramáticas presentadas en este número , de cierto modo le tuercen el cuello, para retomar el título del famoso poema posmodernista del mexicano Enrique González Martínez, a la estricta norma heterosexual dominante. Presentan varias situaciones en torno a la figura del homosexual masculino que va desde la loca histérica, asumida como tal, hasta los contornos más borrosos de una sexualidad movediza, pasando por la transgeneridad y la gerontofilia.
En este número también aparecen textos de: Xabier Lizárraga Cruchaga, Guido Rosas-Suárez, Marco Polo Rodríguez, Alberto Castillo, Fernando Muñoz Castillo, Cristian Soto y Ramón Griffero.
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