Crónicas de amor y olvido en la terraza del hotel Belmar

Obra de teatro en dos actos


PERSONAJES
Glenda Ross, de 56 años de edad
Laura, mujer de 57 años
Ángela Pannini, de 58
Señora Pitman (Alicia Prado) de 55
Eva, de 50
Renata, de 60
Margot, de 59
Sirvienta, de 45
Policía 1
Policía 2

(Fragmento)





Primer acto


ESCENA I

Un haz de luz cae sobre Glenda Ross. Está en traje de baño. El resto del escenario está a oscuras.
El primer acto terminará con la puesta del sol. Las tareas escénicas de cada personaje se desprenden de los parlamentos.
Época: anacrónica.

GLENDA
Hola. Mi nombre es Glenda Ross. Y de entrada les digo que yo no soy la personaja principal de la historia que verán. Sólo soy una humilde supporting actress. Si me ven vestida así, o mejor dicho, desvestida así, es porque me encuentro en la terraza del hotel Belmar. He salido a tomar un poco de sol y, sobre todo, a socializar. Mi estancia aquí no es meramente casual ni por motivos vacacionales. No. Vine a Puerto Ventura por razones de trabajo creativo. Me explicaré. Soy una lectora voraz y como todo lector, tuve el prurito de escribir lo que suele llamarse ficción. Mi olfato de escritora novel, en cuanto entré a la agencia de viajes, me dijo: “Glenda, en el Hotel Belmar encontrarás la historia de amour fou, y su sólito desenlace trágico, que durante tanto tiempo has buscado.” Y así fue, mi olfato no me engañó. Aquí conocí a las personajas de mi historia y las circunstancias que las llevó a un desenlace fatal. Permítanme, ahora, presentarles sólo a cuatro personajas: Ángela Pannini (lentamente será iluminada por un haz de luz; ella está frente un bastidor y con pinceles en la mano) es una artista plástica; y, aunque ustedes la vean muy entregada a su oficio, tan difícil como apasionante, acaba de incursionar en él. Sí, abandonó los reflectores para dedicarse a la Pintura. Ángela fue actriz de la Época de Plata del Cine Nacional y si hay algún cinéfilo por aquí habrá de reconocerla al punto. A la ex actriz la acompaña su asistente: Eva (un haz de luz la ilumina poco a poco). Eva no es una chica alegre; ahora la ven riendo porque posa para una foto de playa. Lo cierto es que jamás la volverán a ver feliz; y la razón la sabrán dentro de poco. Ángela y Eva ahora pasan una temporada larga en el hotel Belmar. Al lado de ellas, sentadas en poltronas y con sendas copas etílicas, vemos a Laura y Renata (cae rápidamente un haz de luz sobre ellas). Las dos son hermanas. Parecen discretas y apacibles. No son lo uno ni lo otro. ¿Amorosas? ¡Menos! El lazo que las une no es el cariño, sino la queja, la carrilla y el aburrimiento constantes. Enfadosas como ellas solas. Sin embargo, después de que se volvieron mis personajas, aprendí a adorarlas. En fin, no los predispondré, ni quiero agobiarlos con un monólogo cuya única función es la de regalarme un parlamento grande, pues a lo largo de esta historia tendré puras participaciones chiquitas. Querido público: gracias por su finísima atención y ¡que corra la escena! Ah, olvidaba decir: todas las tardes solían reunirse aquí, a esta hora, para ver la luz sangrienta y mortecina de la caída del sol. Esta era, apenas, mi segunda tarde en el confortable hotel Belmar.

La SIRVIENTA del hotel entra y le entrega un coco con popote a GLENDA ROSS.

GLENDA (a la SIRVIENTA)
Gracias, linda.

La SIRVIENTA sale. GLENDA cruza, con coco en mano, el escenario; se sienta en una poltrona. Se aplica protección solar en el cuerpo. RENATA y LAURA están acostadas en poltronas. LAURA se pone de pie y mira el cuadro que pinta ÁNGELA PANNINI.

LAURA (a ÁNGELA PANNINI)
¿Puedo ver?... ¿Qué es lo que pinta?
ÁNGELA
El mar.
LAURA
El día de hoy, el mar no está como para pintarlo. Yo se lo tiraría a los perros; que lo estrujen, lo despedacen y lo devoren.
ANGELA
¿Por qué?
LAURA
No sé; hoy el mar me parece feo. Otras veces el azul es más azul. Hoy más bien parece grisverde, con manchones guindas. Como si pronosticara algo malo.
RENATA
Ya vas a empezar.
ÁNGELA
No hay mar feo. A mí todos los estados del mar me gustan.
RENATA
¿Es óleo?
ÁNGELA
Acrílico con chapopote.
LAURA
Una técnica muy audaz.
ÁNGELA
¿Usted también pinta?
LAURA
Cuando estaba en el Colegio. Según yo, era pintora. Hacía retratos de mis amigas, de lo más ingenuo, ¿sabe? Siempre de frente y con una guía de teresitas en la cabeza. Qué bueno que no me dediqué a eso. Carezco de talento.
RENATA
El arte escoge a sus adeptos.

Entra la SEÑORA PITMAN.

SEÑORA PITMAN
¡Señor Pitman, señor Pitman! Perdón, ¿alguien ha visto al señor Pitman?
EVA
No.

EVA se oculta detrás de ÁNGELA.

ÁNGELA (a EVA)
No le tengas miedo. No te hará nada.
LAURA (a la SEÑORA PITMAN)
¿Quién es el señor Pitman?
SEÑORA PITMAN (ignorándola)
¡Señor Pitman! ¡Señor Pitman!
RENATA
Mírala. Se va… (LA SEÑORA PITMAN sale) No se molestó en contestar.
LAURA
¿Cuántas veces habrá de preguntarnos por el señor Pitman?
RENATA
Ha pasado por aquí cerca de setecientas cuarenta y cinco veces.
EVA
Yo pienso que más.
LAURA
Esa mujer comienza a preocuparme. Sospecho que no debe estar bien de sus cabales.
RENATA
¿Ah, sí?
LAURA
Basta con mirarla.
RENATA
Basta con escucharla.
LAURA
¿Por qué no le prohíben la entrada? Sólo de verla se me enchina el cuero. Parece un alma en pena; véanla y díganme si no.

Entra LA SEÑORA PITMAN

SEÑORA PITMAN
¡Señor Pitman! ¡Señor Pitman!
LAURA
Cállenla, por favor…
ÁNGELA
A mí no me exaspera. Yo más bien siento compasión. Es difícil aceptar la muerte de un ser querido.
LAURA
¿Cómo?
ANGELA
La historia, por dramática, es digna de llevarse a la pantalla. Cuéntaselas, Eva.
EVA
¿Yo?... ¿Y si no la digo bien?
ÁNGELA
Sí sabrás, anda.
EVA
Sí, señora. La señora Pitman entonces contaba con treinta y cinco años de edad. Ella y el señor Pitman vinieron a pasar la luna de miel a Puerto Ventura; si luna de miel puede llamarse al único día que pasaron juntos en este paradisíaco lugar. Ese día, los dos comieron un coctel de camarones y al señor Pitman, de pronto, se le hincharon cara y panza, a la vez que la temperatura de su cuerpo ascendió de tal modo que sufrió una fuerte convulsión que lo llevó a la tumba.
ÁNGELA
Sospecho que a las damas no muy les interesa la historia.
LAURA
De ninguna manera. Continúe, por favor. A mí me encantan las historias de amores con desenlaces trágicos.
RENATA
No sólo te gusta escucharlas. También has sido protagonista de dos o tres historias con tales características.
LAURA
¿Quieres que te replique con una majadería?
RENATA
Continúe, Eva, por favor.
EVA
La señora Pitman, después de buscar a su marido a diestra y siniestra, a lo largo y ancho de la playa, no lo encontró. Corrió hacia el interior del hotel y pidió al personal que le ayudaran a encontrarlo cuanto antes. Criados, pescadores y vendedores abandonaron por un instante sus obligaciones y se entregaron a la tarea de localizar al señor Pitman. Días, noches, semanas pasaron y del señor Pitman ni sus luces. Luego… este…
ÁNGELA
Pero una aciaga mañana…
EVA
Sí. Una aciaga mañana de horizonte brumoso, el mar se estremeció y vomitó la mano izquierda del señor Pitman.
LAURA (asustada)
¡Ay!
RENATA
¿Y qué le hace pensar que era la mano del señor Pitman y no la de un náufrago?
ÁNGELA
Era la del señor Pitman, por supuesto. La sortija matrimonial en el dedo anular lo delataba.
EVA (a ÁNGELA)
Señora, esta historia no debí contarla. Siempre nos trae mala suerte. Acuérdese de la otra vez; nos dio por hablar de ella y esa noche tembló con tanta intensidad que un maremoto sepultó el obelisco de Santander.
LAURA
Yo también presiento que algo va a pasar. Y no es precisamente por su historia. ¿No ven raro el mar?
GLENDA
Disculpen que me entrometa, pero no puedo evitar atender tan extraño como fascinante relato. (A EVA) ¿Me permite hacerle una pregunta al respecto?
RENATA
¿Nos dice su nombre?
GLENDA
Glenda. Glenda Ross.
RENATA
Yo soy Renata Corinto. Ella es Laura, mi hermana.
GLENDA
Encantada.
LAURA
Ay, no. ¡Ahí viene de vuelta la señora Pitman y su búsqueda sin fin!
GLENDA (a EVA)
Y mire que tengo excelente concentración, debido a que dirijo un taller de creación literaria. Ustedes saben, mis alumnos tienen que leer sus composiciones y yo tengo que atender. El foco de atención de un tallerista no debe ser otra cosa sino lo que el alumno lee, porque al final de la lectura hay que comentar los trabajos; que si está bien escrito, que si tiene un planteamiento, desarrollo y desenlace, que si la historia pertenece al realismo o a lo fantástico. Y esta manía de escuchar con este esquemita, si ustedes quieren, no me la puedo quitar de la cabeza. No, no puedo. Pero, no vaya a molestarse con lo que va a escuchar, pero ante su historia me perdí. Sí. O mi entendimiento está sufriendo los estragos de la insolación. O…
RENATA
O son dos historias.
LAURA
¡Ahora mismo voy a exigir que le impidan la entrada a la señora Pitman o de plano tendré que hacer mis maletas! ¡No aguanto su imprudencia!
GLENDA
Son dos historias, ¿verdad? Ja, ja, ja. Claro, ja, ja, ja, dos…
RENATA
¿A dónde vas, Laura?
LAURA
A poner una queja.
RENATA
¡Te me sientas! Yo no estoy aquí para visitar tribunales.
LAURA
No voy a ningún tribunal. ¡Señorita!... ¡Cht! ¡Aquí!
RENATA
¡Tampoco llames al servicio ahorita!
LAURA
¿Por qué? ¿Qué te pasa, Renata? Suéltame. ¡Ya me senté! ¿Contenta?
GLENDA
Claro, la primera historia se refiere a la muerte provocada por la reacción alérgica. La segunda, a la del hombre que devoró la mar. Entonces, el hombre murió dos veces. Un relato fantástico. ¡Es un relato que pertenece a lo fantástico!
LAURA (a RENATA)
¿Por qué me gritas enfrente de la gente? ¿Por qué me coges del brazo como si quisieras rompérmelo, eh?
GLENDA
Y otra cosa: ¿de dónde extrajo la historia del ahogado? Suena… suena como a anécdota de novela inglesa. Escrita por Elizabeth Taylor.
RENATA
Elizabeth Taylor es actriz, amiguita.
GLENDA
Existe una escritora llamada Elizabeth Taylor, por si no lo sabe.
LAURA (burlándose de RENATA)
Ja, ja, ja, ja…
EVA
Esta fue la historia de la señora y el señor Pitman. Gracias.
LAURA (a EVA)
Fíjese que yo también soy alérgica a los frutos del mar. Cada vez que los como se me dificulta conectar un pensamiento con otro.
RENATA
Quieres decir que te acabas de comer un ostión.
ÁNGELA
Qué extraño; yo sé que generalmente da urticaria.
RENATA
Lo de Laura es urticaria cerebral.
LAURA
Babosa.

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