Por Francis Bacon.
Si queréis que un joven haga su viaje en poco tiempo,
y que en poco tiempo acopie mucho, debéis hacer como sigue. Primero como se
dijo, debe tener algún conocimiento del idioma antes de ir. Luego debe tener
servidor o preceptor que conozca el país, como también dijimos. Que asimismo
lleve con él un mapa o libro que describa la región por donde viaja; lo cual
será buena clave para su indagación. Que también lleve un diario. Que no
permanezca mucho tiempo en una ciudad o pueblo; más o menos según merezca el lugar,
pero no demasiado; y aun, cuando se quede en una ciudad o pueblo, que cambie de
alojamientos de un extremo y parte del pueblo a la otra; lo cual es gran imán
para trabar conocimiento con personas. Que se aparte de la compañía de sus
paisanos y coma en lugares donde haya buena compañía de la nación por que
viaja. Que en sus cambios de un lugar a otro se procure recomendación a alguna
persona de calidad que more en el lugar al cual se traslada; que pueda usar su
favor para las cosas que desea ver o conocer. Así puede abreviar su viaje con
mucho provecho.
(…)
En cuanto a las
reyertas, con cuidado y discreción han de evitarse. Suelen ser por queridas,
brindis, puestos y palabras. Y que un hombre se guarde de pasar el tiempo en
compañía de personas coléricas y pendencieras; porque ellas lo empeñarán en sus
propias reyertas. Cuando un viajero vuelve a su patria, que no deje por
completo detrás de sí los países por donde ha viajado; sino que mantenga una
correspondencia por cartas con los conocidos de más valer. Y que su viaje asome
más en su conversación que en su ropa y en sus gastos; y que en su conversación
sea más bien deliberado en sus respuestas, y no se apresure a relatar
historias; y que parezca que no cambia las costumbres de su país por las de otros
lados; pero que sólo insinúe en las costumbres de su país algunas flores de lo
que ha aprendido en el extranjero.
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